Stephen King |
El cuento
inicia con un hombre que, al despertar, no recuerda quién es, ni qué hace ahí.
Al parecer estaba en una fábrica de municiones. Mira a su alrededor y ve a
otros hombres trabajando, pero que ignoran su llamado de atención. Luego
observa que hay ensamblaje de revólveres. Toma uno de ellos y lo carga.
Inmediatamente, se dirige hacia uno de los que estaba cerca y le dice una vez
más: Por favor, ¿quién soy? No obstante, aquel hace caso omiso y sigue
trabajando. Desesperado el primero, da unos disparos al aire, pero no le hacen
caso. Sin embargo, mucho más desesperado, le dispara a uno de ellos, y este
último se desploma, pero antes de caer completamente presiona un botón rojo.
En el acto aparecen unos
guardianes y al ver al atacante, le disparan. Sin embargo, previamente había
una sirena que alarmaba diciendo “Asesino, asesino, asesino”. En ese momento
todos los que lo habían ignorado, voltearon a verlo. Además de los guardias que
habían estado disparando rayos de energía.
Y la historia finiquita, en un
comentario de los guardias que decían que aquel personaje, solo quería saber
quién era, y el otro guardia comenta que es increíble que estén inventando
robots tan perfectos y con conductas casi humanas.
Stephen King
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