Felizmente, la obra de Leonardo Da Vinci, tenía o estaba protegida por un vidrio. Por lo que solo se tuvo que limpiar, pero sin que se dañe dicha obra artística. No obstante, este no es el primer daño a una obra artística y/o patrimonio. Se recuerda que en el pasado, obras como el Sacsayhuamán fue dañado con la pinta de un corazón hace siete años.
Del mismo modo, en Machu Picchu se produjo detrimentos ya sea con pintarrajeos, e incluso defecaciones. E incluso, en nuestras líneas de Nasca, hace unos años se usurpó su terreno con una frase, supuestamente para llamar a una petición o protesta, con el fin de ser escuchados.
Por tanto, resulta inverosímil que en pleno siglo 21 se sigan realizando estos "ataques" a nuestros patrimonios, y más bien habría que madurar como civilización, de tal modo que a aquellos malos elementos deberían ser sancionados, y expulsados para que sirva de escarmiento a otros integrantes de la masa en declive.
Esgrimista
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