Recuerdo una vez en que era
adolescente y estaba despidiéndome de un amigo, y le dije “voy a ver una
película de terror”, y él preguntó ¿cuál? Y yo le contesté “es que voy a ver el
noticiero”. El tema de la televisión se ha vuelto polémico en los últimos días,
sin embargo, no es la primera vez que se aborda el asunto.
Si nos preguntamos para qué se
inventó la televisión. Muchos podrán decir: “para informar” y otros “para
entretener”. No obstante, qué pasa cuando la libertad de expresión salta la
barrera de lo escandaloso y del sensacionalismo.
Lo rescatable son los programas
que fomentan la cultura y el conocimiento. Sin embargo, qué pasa con aquellos
programas que inmiscuyen la vida personal de sus compañeros y debido a ello su
sintonía hace subir el rating.
¿Eso es lo único que importa,
el rating? Deberían los productores de televisión pensar un poco por la salud
mental del televidente. Tanto ha llegado a calar la violencia que ha mermado la
sensibilidad de la gente.
Me hace recordar los
espectáculos de las tragedias griegas, en que la audiencia se retiraba tan
traumada, que sus problemas parecían nimios. Es decir, se producía una catarsis
en el público.
Eso parece ocurrir actualmente.
Ya que es tanta la desgracia que vemos a través de los noticieros, que nos
sentimos afortunados en darnos cuenta de la suerte que tenemos. En que aquello
no nos pasó a nosotros.
Hace muchos años la
controversia era la existencia de los talk shows (que aún existen en algunos
canales). Sin embargo, ahora nuevamente se pone en la palestra la poca calidad
de los programas de la tele.
Y el tema de fondo son los
programas que ven los menores de edad. Sobre todo lo que ven los menores de 14
años. Puesto que son los que no tienen discernimiento de lo que ven. La
diferencia entre lo bueno y lo malo. La salud mental que se ve deteriorada con
la llamada televisión basura. No tengo autoridad moral para expresar que se
retiren aquellos programas de mala índole. Sin embargo, para que no les pase lo
que nos pasó a las personas de base 3 o 4, deberían pensar los productores en
el contenido que les brindan al público. Y por supuesto, de tal modo como se ha
hecho desde hace mucho, que aquellos programas “polémicos” que se transmitan en
un horario adecuado.
Solo así podremos apreciar a la
gente con una sensibilidad contra lo dañino. Sobre todo que los menores de edad
vean lo que les es permitido, y así no se distorsione su salud mental. Es así
que podremos tener una televisión constructiva. ¡Háganlo por las nuevas
generaciones!
Juan Mujica
No hay comentarios:
Publicar un comentario