sábado, 28 de febrero de 2015

¿Valió la pena inventar la TV?

Recuerdo una vez en que era adolescente y estaba despidiéndome de un amigo, y le dije “voy a ver una película de terror”, y él preguntó ¿cuál? Y yo le contesté “es que voy a ver el noticiero”. El tema de la televisión se ha vuelto polémico en los últimos días, sin embargo, no es la primera vez que se aborda el asunto.

Si nos preguntamos para qué se inventó la televisión. Muchos podrán decir: “para informar” y otros “para entretener”. No obstante, qué pasa cuando la libertad de expresión salta la barrera de lo escandaloso y del sensacionalismo.

Lo rescatable son los programas que fomentan la cultura y el conocimiento. Sin embargo, qué pasa con aquellos programas que inmiscuyen la vida personal de sus compañeros y debido a ello su sintonía hace subir el rating.

¿Eso es lo único que importa, el rating? Deberían los productores de televisión pensar un poco por la salud mental del televidente. Tanto ha llegado a calar la violencia que ha mermado la sensibilidad de la gente.

Me hace recordar los espectáculos de las tragedias griegas, en que la audiencia se retiraba tan traumada, que sus problemas parecían nimios. Es decir, se producía una catarsis en el público.

Eso parece ocurrir actualmente. Ya que es tanta la desgracia que vemos a través de los noticieros, que nos sentimos afortunados en darnos cuenta de la suerte que tenemos. En que aquello no nos pasó a nosotros.

Hace muchos años la controversia era la existencia de los talk shows (que aún existen en algunos canales). Sin embargo, ahora nuevamente se pone en la palestra la poca calidad de los programas de la tele.

Y el tema de fondo son los programas que ven los menores de edad. Sobre todo lo que ven los menores de 14 años. Puesto que son los que no tienen discernimiento de lo que ven. La diferencia entre lo bueno y lo malo. La salud mental que se ve deteriorada con la llamada televisión basura. No tengo autoridad moral para expresar que se retiren aquellos programas de mala índole. Sin embargo, para que no les pase lo que nos pasó a las personas de base 3 o 4, deberían pensar los productores en el contenido que les brindan al público. Y por supuesto, de tal modo como se ha hecho desde hace mucho, que aquellos programas “polémicos” que se transmitan en un horario adecuado.


Solo así podremos apreciar a la gente con una sensibilidad contra lo dañino. Sobre todo que los menores de edad vean lo que les es permitido, y así no se distorsione su salud mental. Es así que podremos tener una televisión constructiva. ¡Háganlo por las nuevas generaciones!

Juan Mujica

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