Cuántas veces hemos escuchado
voces que dicen dentro de un bus: ¡Oiga, maneje bien que no somos animales!
Estoy seguro que en este preciso momento ya recordaron alguna de esas ocasiones.
Sin embargo, yo me pregunto, qué clase de seres humanos somos, si tenemos la
idea que los animales, tan solo por ser su naturaleza animal, tienen el destino
de ser tratados mal o muy mal.
Solo hace unos días vi por
televisión, que en un restaurante, como parte de un atractivo turístico,
lanzaron a un gato vivo dentro de una fosa de caimanes hambrientos. Y lo más
espantoso es que los presentes celebraban el “espectáculo” salvaje. Y a pesar
que el gato luchaba para no ser devorado por los reptiles, al final fue cogido
por uno de los caimanes y luego de hacerle
el “giro de la muerte”, lo devoró a vista y paciencia de los comensales.
Salvajismos como estos se
siguen dando, tanto a nivel nacional como internacional. Y solo para un dato
más, escuché por la radio que un sujeto mató de 15 martillazos a un perro.
Y hablando de salvajismos, es
increíble que aunque tecnológicamente estemos avanzando a pasos agigantados, lo
decepcionante es lo cavernícolas que aún se ven muchos, al fomentar y/o
participar en “espectáculos” ancestrales como la tauromaquia y la pelea de gallos.
A pesar que existen organizaciones que deploran estos actos salvajes, todavía
no se toman las medidas radicales de prohibir para siempre las corridas de
toros y las peleas de gallos.
¿Qué esperan las autoridades
para interdictar estas “funciones”? ¿O acaso también gozan con el sufrimiento
ajeno? Y por si acaso, también está en pasarela la venta de animales, los
cuales son almacenados en condiciones infrahumanas. Todos o muchos, apiñados en
una misma jaula. Todo un tráfico de animales domésticos y silvestres que aún
continúan impunes.
Ya es tiempo que nos quitemos
las vendas de los ojos y demos un trato adecuado, y amable a todos esos
animalitos que nada han hecho para ser tratados mal o muy mal.
Juan Mujica
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