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martes, 12 de noviembre de 2024

Tauromaquia: No es arte ni cultura


Es increíble que todavía no se tome conciencia de la magnitud y el daño, en lo que se refiere a la tauromaquia; ya que a pesar que se ha avanzado mucho en terrenos como la tecnología; sin embargo, en pleno siglo XXI, se sigue festejando la muerte de los toros.


Cabe resaltar que el escritor peruano José María Arguedas, publicó el libro 'Yawar Fiesta', en el que se narra la costumbre de atar a un cóndor sobre el lomo de un toro, hasta que de tantos picotazos muere el cuadrúpedo.


No obstante, qué culpa tienen los toros para que reciban tal destino. Además, al parecer todavía no se toma conciencia de la gravedad y el salvajismo que representa tal "espectáculo". Por tal que por esa parte, aún no progresamos como civilización.


Juan Mujica

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Tauromaquia: no es arte ni cultura


Con respecto a la corrida de toros se dice que tuvo sus orígenes en los habitantes de Creta; y que desde aquellos tiempos se practicaba año tras año. Sacrificando un toro que no le había hecho nada a nadie. Lo veían como algo natural, pero que no se daban cuenta que se trataba de un acto salvaje.


En nuestro país ya se está tomando conciencia, aunque de manera muy lenta, de la gravedad del asunto. Y nos hace recordar de una costumbre antiquísima en que se ataba sobre el lomo de un toro a un cóndor, y este ultimo, mientras el cuadrúpedo trataba de zafarse, el ave legendaria iba picoteando y picoteando hasta que el toro caía desangrado.


Dicho sea de paso que nuestro escritor indigenista, José María Arguedas, escribió su novela "Yawar Fiesta", en la que trata sobre esta costumbre, donde el toro era la víctima hasta que caía ante la vista y paciencia de los espectadores.


Esperemos que las nuevas generaciones, tomen conciencia sobre este acto de sadismo. Puesto que si afirmamos que nuestras últimas descendencias son más civilizadas, pues hay que demostrarlo en actos como estos, ya que la tauromaquia no es arte ni cultura, sino tortura.


Esgrimista

jueves, 4 de noviembre de 2021

Micro-relato 29: Tres elementos: Tauromaquia, gallística, nave espacial




-¡Ooolee! -decían los espectadores que se encontraban en sus asientos, siendo testigos de un crimen. Y aunque suene raro, el maestro Jirafales tenía razón al decir que las corridas de toros se iniciaron en Creta.

-¡Oooleee! -volvían a decir, todo ese público masoquista, que sin darse cuenta en aquel tiempo que estaban haciendo sufrir a aquellos animales taurinos, hasta que quede tirado y muerto en el ruedo.

A propósito de la tauromaquia, uno de los que trató este tema fue José María Arguedas, en su obra titulada "Yawar Fiesta". No obstante, él no fue quien descubrió "dicha pólvora", sino que ya era una tradición. El hecho de amarrar al lomo del toro a un cóndor, para que picotee y picotee, hasta que el animalito caiga desangrado. Según cuentan los mitos, era una forma de venganza contra la invasión de los antiguos españoles.

-¡Pero, Dios mío! ¿Cómo puede haber tanta gente que aplauda este "espectáculo"? ¿Dónde está su humanismo? -preguntaba una mujer que estaba presente allí, espectando lo que tanta gente comentaba sobre dicha carnicería, y peor aún aplaudiendo tal crimen.

Tanto la tauromaquia existe también, la gallística, donde entrenan a los gallos para enfrentarse entre sí. Para lo cual, dicho adiestramiento salvaje, incluye colocarle navajas en las patas de los pobres gallitos. Y me he acordado de aquella obra de Abraham Valdelomar, "El caballero Carmelo". Obra en que dicho personaje, se enfrentó al Ajiseco, quien muere ante la superioridad del Carmelo. Además, otro gallístico fue el Gabo (García Márquez), quien incluye esta temática por lo menos en "Cien años de soledad".

-Oigan, ya deberían eliminar dichas "funciones" de la edad media. Se debería desterrar desde la raíz -opinaba un hombre cualquiera que solía asistir a ambas prácticas de salvajismo.

-Tiene Ud. razón señor -replicó otro hombre que también estaba como espectador. Sin embargo, este último no era un simple Perico de los Palotes, sino que era un científico y astrónomo. 

Fue entonces que dicho astrónomo conversó con otros colegas y coincidieron en que esta práctica era propia de salvajes. Y que deberían "agarrar" a todos aquellos que son fanáticos de estos "espectáculos de la muerte", y desterrarlos de la faz de la Tierra.

-Pero, qué buena idea. Aunque la pregunta sería "¿cómo?

Dicha conversación quedó sobre la mesa y cada uno de ellos, se fue a su casa. Hasta que al día siguiente, se presentó la sorpresa. Una gran sorpresa. Como si dicha conversación habría sido escuchada por extraterrestres que residen en nuestro planeta. Fue entonces que un hombre que le había tocado quedarse en vigilia y cuidar durante la noche. Literalmente quedó con la cabeza viendo el firmamento, e incluso en cierto trance y laconizado.

-Oye, ¿qué pasó?, ¿qué viste? -le interrogaban.

-Yo... yo, los vi -decía como perturbado.

-Pero, ¿qué viste?

-Vi que se llevaban a los toreros y que sanaban a los toros. De igual manera, sanaron a los gallos, y se llevaron a los galleros. Parecía algo alucinante. Algo que ningún humano ha visto hasta la actualidad. Hicieron todo eso y sin perder más tiempo se fueron en su nave espacial, sumergiéndose en el océano Pacífico.


Esgrimista



miércoles, 11 de agosto de 2021

Tauromaquia: No es arte ni cultura


Antiguamente y por mucho tiempo se tenía la "tradición" de hacer y asistir a las corridas de toros. Era todo un espectáculo para las pupilas inhumanas. No se daban cuenta el daño y crimen que les causaban a estos animalitos. ¿Qué culpa tenían? 


Tanto los organizadores como los toreros estaban implicados. Sumado al público que absurdamente gozaban al ver a los toritos corriendo y siendo lastimados por aquel torero que era como un verdugo que van matando al animal sin piedad.


No obstante, parece ser que en algunas sociedades se ha suspendido esta práctica salvaje de clavarle las banderillas al pobre animalito, que no tenía la culpa de nada. Si no recordemos la novela de José María Arguedas, "Yawar Fiesta", que muchos creen que solo es literatura, cuando prácticamente son crónicas de cómo ataban a un cóndor al lomo de los toros, y dichas aves los picoteaban hasta que el vacuno caiga y moría. Realmente es una salvajada que debería eliminarse en todas partes del planeta.


Esgrimista

jueves, 11 de junio de 2015

¿Tradición o salvajismo?

Cuántas veces hemos escuchado voces que dicen dentro de un bus: ¡Oiga, maneje bien que no somos animales! Estoy seguro que en este preciso momento ya recordaron alguna de esas ocasiones. Sin embargo, yo me pregunto, qué clase de seres humanos somos, si tenemos la idea que los animales, tan solo por ser su naturaleza animal, tienen el destino de ser tratados mal o muy mal.

Solo hace unos días vi por televisión, que en un restaurante, como parte de un atractivo turístico, lanzaron a un gato vivo dentro de una fosa de caimanes hambrientos. Y lo más espantoso es que los presentes celebraban el “espectáculo” salvaje. Y a pesar que el gato luchaba para no ser devorado por los reptiles, al final fue cogido por uno de los caimanes y luego de hacerle  el “giro de la muerte”, lo devoró a vista y paciencia de los comensales.

Salvajismos como estos se siguen dando, tanto a nivel nacional como internacional. Y solo para un dato más, escuché por la radio que un sujeto mató de 15 martillazos a un perro.

Y hablando de salvajismos, es increíble que aunque tecnológicamente estemos avanzando a pasos agigantados, lo decepcionante es lo cavernícolas que aún se ven muchos, al fomentar y/o participar en “espectáculos” ancestrales como la tauromaquia y la pelea de gallos. A pesar que existen organizaciones que deploran estos actos salvajes, todavía no se toman las medidas radicales de prohibir para siempre las corridas de toros y las peleas de gallos.

¿Qué esperan las autoridades para interdictar estas “funciones”? ¿O acaso también gozan con el sufrimiento ajeno? Y por si acaso, también está en pasarela la venta de animales, los cuales son almacenados en condiciones infrahumanas. Todos o muchos, apiñados en una misma jaula. Todo un tráfico de animales domésticos y silvestres que aún continúan impunes.


Ya es tiempo que nos quitemos las vendas de los ojos y demos un trato adecuado, y amable a todos esos animalitos que nada han hecho para ser tratados mal o muy mal.

Juan Mujica