Se narra la historia de Idiáquez,
quien hubo tenido un romance con su querida Marta, la cual no tuvo mejor idea
que confeccionarle ella misma una corbata. Él, como es lógico, aceptó el
obsequio. Fue entonces que, en una oportunidad, hubo un evento festivo y como
cada varón, quiso sacar a bailar a alguna muchacha, pero se dio con la sorpresa
que ninguna de ellas tenía el deseo de bailar con él. Incluso una morena que le
dijo “Tengo compromiso”.
Fue
entonces que Idiáquez, desconcertado, le preguntó a otro varón, que qué les
pasaba a aquellas damas. Y este último, le hizo ver que el problema era por su
corbata y que lo mejor que podía hacer era largarse. Por tal, que Idiáquez se
retiró avergonzado y cuestionando lo vivido en aquel evento festivo.
Entonces,
resuelto a corregir su error, no solo se cambió de corbata, sino que cambió
totalmente tu vestimenta. Y luego se presentó otra vez, pero dejando perplejas
a las damas presentes, e incluso a aquella morena que lo había despreciado.
Luego
de cuatro meses se casó con esta última, y finalmente, sintió nostalgia por su
Marta. Y por momentos volvía a acariciar aquella corbata de su antiguo amor, y
además volviendo a oler aquel jabón de Windsor.
Manuel Beingolea
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