Se narra la historia de un
escritor, porque así lo creía él, quien llevaba buen tiempo escribiendo poemas.
Y como pasa con muchos escritores, con el pasar del tiempo decide que ya desea compartir
sus versos en algún medio de comunicación. Siendo así que se presenta ante el
director del semanario “El Lima Ilustrado”, quien luego de una acuciosa
lectura, le da el visto bueno a los poemas que le entregó este escritor llamado
Roque Roca.
No
obstante, este último no imaginaba lo que iba a suceder. Cuando los lectores de
dicho semanario empezaron a leer sus versos, las críticas no se hicieron
esperar, e incluso algunos se burlaban diciendo “Roque Roca saca sapos por la
boca”, en fin, una bola de nieve que este último no esperaba. Hasta que llegó
el momento en que un supuesto amigo, quien también tenía un peso como crítico
literario, luego de leer sus versos, fue severo y le manifestó sin pelos en la
lengua su desagrado con los poemas de su amigo Roque Roca.
Sin
embargo, como arte de magia y entrando sin pedir permiso, aparecieron unos
poemas que eran firmados por un tal Genaro Latino, los cuales los consideraban
como muy buenos. A tal grado que Braulio, solo para molestarlo casi le restriega
estos últimos poemas en la cara de Roque Roca, y diciéndole que cuando escriba
como Genaro Latino, ese día sus poemas serán publicados.
Hasta
que llegó el día en que los poemas que supuestamente eran de Genaro Latino,
aparecieron y ante la sorpresa de todos, dichos versos estaban firmados con el
puño y letra de Roque Roca. Dejando sin voz a su supuesto amigo, Braulio. Y
también callando a toda esa bola de críticos, quienes también quedaron
perplejos y sorprendidos con este as bajo la manga de aquel escritor bipolar de
esta historia.
Manuel Gonzales Prada
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