Cuando estábamos en la secundaria, cómo no recordar que nuestros maestros nos indicaron que creáramos lo que sería nuestra firma. Haciéndonos hincapié que la que seleccionemos sería parte de nuestras vidas. Y que la usaríamos siempre; ya han pasado tres décadas para algunos y por lo menos yo sigo firmando igual, aunque a veces por el apuro sale una parecida a las polémicas firmas de los médicos.
Algo que quisiera resaltar es si la caligrafía podría desaparecer. A pesar que nos pasamos parte del día presionando las teclas de la computadora o del celular. Sin embargo, aunque suene futurista, solo dejaría de usarse los lápices y lapiceros, si es que surgiera un dispositivo que pudiera reemplazarlos, como ya ha pasado con muchas "piezas de museo".
Esgrimista
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