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miércoles, 9 de agosto de 2023

¿Qué es la nomofobia?


La nomofobia es el temor a estar sin usar nuestros celulares. Tal vez ello se fue originando desde que utilizábamos los primeros equipos móviles, pero con el ingreso del smartphone, es posible que se haya llegado a que la persona muestre un cuadro de dependencia al celular.


Me pregunto si Steve Jobs (creador de los últimos equipos móviles), haya medido en sus postrimerías de vida, que su invento iba a revolucionar la conducta de los usuarios. Que llegaría el día en que las personas, con la creación, por ejemplo del Whatsapp, se volverían adictas. Tal como pasó cuando todos estaban pendientes de los correos electrónicos.


El problema está en que los usuarios, están utilizando más su equipo móvil en los transportes urbanos, desligándose de lo que ocurre a su alrededor. Además recordemos lo que pasó con la moda Pokemon Go. Y por último, que se dio inicio al robo de los celulares entre dos personas. Es decir, que una le hacía "patita de gallo" y la segunda persona le robaba su celular a los usuarios, que aprovechando que la ventana estaba abierta les robaban sus equipos móviles. Por tanto, su uso tiene sus pro y sus contra.


Esgrimista

lunes, 5 de septiembre de 2022

¿La caligrafía podría desaparecer?


Antes que surgieran los tiempos de las nuevas tecnologías, tales como las computadoras y el internet; los que somos base cuatro para arriba recordamos qué tan útiles eran los lápices y lapiceros. Constituían parte de nuestras costumbres. Los que todavía usamos el bolígrafo y la libretita, no podemos dejar de utilizarla por que los necesitamos.


Cuando estábamos en la secundaria, cómo no recordar que nuestros maestros nos indicaron que creáramos lo que sería nuestra firma. Haciéndonos hincapié que la que seleccionemos sería parte de nuestras vidas. Y que la usaríamos siempre; ya han pasado tres décadas para algunos y por lo menos yo sigo firmando igual, aunque a veces por el apuro sale una parecida a las polémicas firmas de los médicos.


Algo que quisiera resaltar es si la caligrafía podría desaparecer. A pesar que nos pasamos parte del día presionando las teclas de la computadora o del celular. Sin embargo, aunque suene futurista, solo dejaría de usarse los lápices y lapiceros, si es que surgiera un dispositivo que pudiera reemplazarlos, como ya ha pasado con muchas "piezas de museo".


Esgrimista

sábado, 7 de agosto de 2021

Del teléfono con rin al celular


Con este título se nos vienen miles de anécdotas. Cuando teníamos que comprar nuestras fichas de rin, para luego hacer la cola y poder comunicarnos. Ya nos habíamos acostumbrado, hasta que entró en el mercado lo que llamaban beeper, con los que se recibían mensajes y tuvo su ciclo de uso y moda.

Luego hizo su ingreso los primeros celulares, con los cuales muchos se sentían con la tecnología de lo último en comunicaciones. Los recordamos como los "tipo ladrillos". No  obstante, como la vida continúa y la tecnología también, salieron al mercado los primeros celulares que eran más pequeños. 

Sin embargo, lo que revolucionó  a las grandes masas, fue el ingreso de los smartphones. Muchos de los cuales fueron inventos del recordado Steve Jobs. Fue tanta su fama e hizo tanto por las comunicaciones, que es muy lamentable que partió muy joven, pero dejando su legado al mundo entero, e incluso se dijo que había dejado inventos para los próximos cinco años luego de su partida. También salieron los tablets, pero eso es para otro futuro artículo. 

Esgrimista  

domingo, 27 de mayo de 2018

ZMM: Del teléfono con fichas al smartphone


Cómo iba a imaginarse Alexander Graham Bell, que su invento daría la vuelta al mundo, pero por sobre todo que su creación sería perfeccionada y modernizada. Solo recordemos los que ya estamos en la vejez de la juventud, que cuando queríamos comunicarnos teníamos que comprar aquellas fichas, llamadas rin, las cuales, en los años 80, eran muy solicitadas, ya que solo con ellas podíamos comunicarnos con las personas que quisiéramos.

No obstante, los años pasaron y aquellas fichas, fueron reemplazadas por monedas de dinero. Fue un cambio pintoresco, pero también más exacto, ya que dependiendo de si íbamos a llamar por un largo tiempo, o solo dos minutos, aquellos teléfonos callejeros llegaron a ser tan necesarios, que incluso hacían colas para poder utilizarlos. No obstante, cómo no recordar aquellos teléfonos que teníamos en nuestras casas. Aquellos que teníamos que marcar dándole vueltas a los números, de esa manera ya estábamos acostumbrados, pero luego pasado un tiempo, aquellas ruedas giratorias fueron reemplazadas con botones.

Todo esto cuando parecía ser el techo de las telecomunicaciones, surgió el celular, que como recordamos en sus inicios era considerado como un medio exclusivamente para “pitucos”, o gente adinerada. Para empresarios. E incluso en los inicios de los años 90. Cuando nos preguntaban nuestros números, al querer hacernos graciosos, respondíamos: “a ver, 9…”, y la otra persona, se sorprendía y decía: “Qué, ¿tienes celular? Ese era el vacilón en aquellos tiempos.

No obstante, los tiempos pasaron y los celulares, comenzaron a volverse más populares. Sin embargo, aun era propiedad de unos pocos. De gente pudiente, y sus precios eran elevados. Y además recuerdo que hasta yo le entré a la chamba de vender celulares. No obstante, la tecnología fue avanzando y avanzando, y aunque los modelos eran casi iguales, pero que además muchos de aquellos teléfonos a finales de los años 90, eran considerados como “ladrillos”. Hasta que surgió el colosal smartphone, que revolucionó el estilo de vida de los celulares.

Este nuevo artefacto, se adjudicó el título de multiusos, puesto que con uno de estos puedes usarlo como alarma para despertarte, como calculadora, como radio, como whatsapp, como facebook, como correo electrónico, como internet, etc, etc, etc.

Sin embargo, volviendo a los inicios del teléfono, aunque se dice que Alexander Graham Bell y Elisha Gray fueron sus inventores. Lo cierto es que estos últimos fueron los primeros en patentarlo, en 1876. No obstante, muchos años más tarde, se le adjudicó la patente a Antonio Meucci, quien llamó al aparato “Teletrófono”.

Pasarán los años y este invento seguirá modernizándose, y que no nos sorprenda que el teléfono y celular, será reemplazado por la telepatía. Sería otro paso importante, pero también sería un fracaso para las grandes empresas de telecomunicaciones. Sin embargo, ¿no extrañan las fichas de rin?


Juan Mujica

martes, 19 de julio de 2011

El celular: ¿Cómo nos cambió la vida diaria?

Juan Mujica

Mis primeras memorias de los celulares son por el año 1994, cuando trabajaba al año siguiente de haber acabado el colegio, en una oficina. Fue en ese tiempo cuando vi por vez primera los celulares. Sin embargo, no eran como los vemos ahora, sino mucho más grandes, como ladrillos y sus antenas. Era un lujo el poseerlos y solo los tenían los empresarios, profesionales y demás personas que se suponía que eran acaudaladas.

En el año 1997 estuve dentro del negocio de la venta de los celulares. No obstante, para ese año ya la popularización de su uso había aumentado, pero todavía podría decirse que no cualquiera tenía uno. Y por razones que no recuerdo bien, de repente porque tenía que ser un “tocapuertas”, renuncié y continué luego de un tiempo con mis estudios preuniversitarios.

Ya en el año 1998, la masificación de los celulares era evidente, y muchos de mis compañeros del instituto donde estudiaba tenían uno. Por supuesto que todavía la forma de ladrillo era popular. Así que todavía tenía que mirar a esas personas con cierta envidia. No obstante, comprendía que poseer uno representaba un gasto que no podía darme el lujo de pedir.

A partir de 1999 durante mis estudios de periodismo fue que realmente el número de celulares había salido de proporción y ya empezaba a sentir una necesidad de comprarme uno. Sin embargo, no fue hasta el año 2004 que pude al fin tener mi primer celular. Ese momento fue muy significativo en mi vida y aunque ya no era para mostrarlo en público, tenía cierta conformidad. Como que estaba dentro de un estatus social. Así que ya se imaginarán que no fue el único que tuve, ya que posteriormente perdí ese y dos siguientes.

Hoy en día tengo mi cuarto celu y lo cuido muy bien. No me importa que no tenga cámara de fotos ni otra cosa superflua. Me conformo que tenga radio y las funciones básicas. Con eso es suficiente por ahora. Así que ahora que hasta los comerciantes tienen celulares, no nos cuesta nada ponernos a pensar cómo ha cambiado nuestras vidas su uso cotidiano.

Se dice que actualmente el número de celulares en el mundo supera los 5 mil millones, y que en Perú habría unos 20 millones activos. Así que a pesar que solo hay tres o cuatro operadores en el país, parece que por la demanda el costo de estos aparatos se ha mermado. Aumentando así el número de compradores por año. ¿Dónde continuará la locura de la comunicación móvil? ¿Qué pasaría si se masificara la telepatía? ¿Preferirías esta última? 

Definitivamente que si pudiéramos aprovechar el porcentaje que nos falta por utilizar de nuestra capacidad cerebral, y que esto sirviera para facilitar la comunicación, de hecho que la preferiríamos, aunque tal vez no tendríamos secretos en nuestras mentes. Esos tiempos serán revolucionarios. Por lo pronto me viene a la memoria aquellas imágenes vanguardistas de Meteoro con una especie de celular en los años 60 y el “cono del silencio” del Agente 86 de quizá la misma época. ¿Aló?

martes, 1 de febrero de 2011

Cultura combi: ¿Transporte público o diván con ruedas para catarsis?

Juan Mujica

Un tema que no pasa desapercibido en nuestro medio es lo que la gente de a pie tiene que soportar en el día a día. Ni bien subimos a una combi o coaster, nunca faltan las conversaciones ocasionales de gente que viaja en dueto o en grupo. Sin embargo, no es lo que dicen lo que incomoda, sino las palabras que utilizan para decirlo. Y es que si la conversación es cara a cara, parece mentira, pero quizá esas dos personas piensan que tienen puesto el cono del silencio como El Agente 86.

No comprendo, cómo es posible que a pesar que ni siquiera hay música en la combi, y estas dos personas se despotrican, y atropellan y destruyen el castellano castizo. Usando de cada cinco palabras, cuatro para usar lisuras de alto calibre. Todo esto a oído y paciencia de ancianos, damas, niños, etc. Y por supuesto que no son solo los hombres los lisureros. Dicha actitud de coprolalia y jerigonza libertina, no respeta edad, género o clase social. Todo ello solo hablando de la charla procaz de boca a boca.

Sin embargo, otro fenómeno social que ya tiene buen tiempo estando dentro de las combis grandes sobre todo, son las personas que hablan por celular sin pelos en la lengua, y lo único en que tienen reserva son los detalles quizá de donde estarán o donde recibirán algún dinero…¡y eso! Mayormente estas personas al verse en una situación de pasividad (causada por la estancia en la combi y quizá por cierta claustrofobia) optan por llamar a sus amistades y cuando digo que se toman su tiempo… “SE TOMAN SU TIEMPO PARA HABLAR”.

Afortunadamente, en estas charlas por celular estas personas son más mesuradas en sus lisuras. Paradójicamente, pienso, que se miden más y seleccionan mejor las palabras a utilizar cuando no les están viendo la cara a sus interlocutores, que cuando los tienen frente a frente. Parece que en aquella individualidad, sienten algo de vergüenza (quizá al sentirse indefensos sin su caballería). Por tanto, me parece que la gente habla más lisuras frente a frente, que charlando y exponiendo su vida en el contexto de personas con un interés común de acción, aunque con un sinfín de destinos individuales.

Por último, aprovecho para hacer el llamado a las conciencias colectivas, en que todos y cada uno de nosotros estamos en la libertad de expresarnos como mejor nos parezca. Sin embargo, recordemos que nuestro derecho termina donde empieza el de los demás. Así que pongámonos en los zapatos… o más bien en los oídos del otro. Sabiendo y comprendiendo que con nuestro “discurso procaz” estamos contribuyendo al stress del público presente, a la incomodidad colectiva y sin ir muy lejos, a distorsionar la supuesta buena educación que están recibiendo los menores de edad, en especial los niños.

Así que no me queda más que exhortar a la comunidad de peatones y gente que se transporta a diario, que tengan más cordura en sus actos. Para eso somos adultos, y por ende debemos tener el tino de la buena conducta. No les estoy diciendo que se matriculen en unas clases con Frida Holler, pero tampoco es para tomar este tema a la ligera. Recordemos entonces, que la gente nos juzgará mediante las palabras que utilicemos. Nuestro vocabulario refleja en forma tangente el nivel de nuestra cultura.