Casi te
pierdo de camino a casa,
en una
noche fría y lluviosa,
donde el
miedo mi valor traspasa,
al
atravesar la ciudad tenebrosa.
Felizmente
siempre me acompañas,
y mi
tétrico derrotero iluminas,
pues,
aunque haya gigantescas arañas,
todo mi
desaliento asesinas.
Con la fe
vas de la mano,
pues, en
común tienen algo especial,
su
existencia no es en vano,
vuestra
creación es celestial.
El verde
es tu color,
eso dicen
las tradiciones,
ten
presente sin dolor,
que
sobran explicaciones.
Últimamente
me preocupa,
pues ya
no rigen tus pendones,
tu lugar
se desocupa,
por lo
que pido nos perdones.
Humanidad
del mundo pensante,
no
abandones la cordura,
sabemos
lo desesperante,
que es la
angustia madura.
Al Señor
le he rogado,
que nos
libre del tormento,
pues, la
vida ha torturado,
a muchos,
sin lamento.
Esgrimista
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