Texto y
dibujo: Miriam R. Krüger (c) 2012
Señalando
con su pequeño dedo el rostro de su mamá, preguntó con el candor de sus
primeros años:
-Mamá, ¿cómo se llama eso?
-Eso, se llama ceja, respondió la mamá.
La niña replico: No, mamá, eso ¿cómo se llama?
-Mamá, ¿cómo se llama eso?
-Eso, se llama ceja, respondió la mamá.
La niña replico: No, mamá, eso ¿cómo se llama?
Y la
madre con dulzura le dijo: ah! son las pestañas, pes-ta-ñas...a ver repite.
-No! eso no, mamá !!. -dijo la niña y se acercó mas señalando de cerca el ojo de su madre-, diciendo:
-Eso, eso negro, ¿cómo se llama?
Y la madre dubitativa respondió:
-El iris, ¿te refieres al iris?
La niña suspiró profundamente y terminó por poner su dedo sobre el rostro de su mamá y repitió:
-Esto negro mamá, ¿cómo se llama?
La madre sonrío y dijo:
-Ah! esto, son ojeras!
-No! eso no, mamá !!. -dijo la niña y se acercó mas señalando de cerca el ojo de su madre-, diciendo:
-Eso, eso negro, ¿cómo se llama?
Y la madre dubitativa respondió:
-El iris, ¿te refieres al iris?
La niña suspiró profundamente y terminó por poner su dedo sobre el rostro de su mamá y repitió:
-Esto negro mamá, ¿cómo se llama?
La madre sonrío y dijo:
-Ah! esto, son ojeras!
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