jueves, 14 de enero de 2021

¿Te imaginas teletransportarte a Macondo?

 


Primero cerremos los ojos, luego pensemos en el Gabo, y ahora sin dar apertura a la vista, imaginemos que ya estamos allá. Somos como un ser volador, ya estamos viendo el terreno. Vemos y olfateamos los alrededores. Ahora ya estamos viendo a José Arcadio Buendía (el patriarca), y por supuesto también ya localizamos a Úrsula Iguarán (la matriarca). Hasta ahora ya estamos mimetizándonos con este lugar que pasó de ser ficticio a ser real (para nosotros).

 

En este momento la gente de Aracataca nos envidia. Incluso el Gabo nos está envidiando. Ahora vemos a José Arcadio y Aureliano. Los vemos, pero al mismo tiempo (valga la redundancia, el tiempo vuela). Miramos a Melquiades “regatear” con el patriarca de los Buendía. Pero, un momento, no podemos olvidar la esencia de la historia. Puesto que Úrsula le recordaba a su marido que si se relacionaban entre familiares podría nacer un Buendía con cola de cerdo. No obstante, él parecía ignorar tal sentencia.

 

Seguimos en nuestro viaje imaginario, ya los hermanos crecieron. Incluso José Arcadio (hijo) retornó a casa irreconocible, con un aspecto rudo y desarrollado; muy diferente del niño que se fue de casa. Luego, conforme pasa nuestro viaje imaginario. Ya podemos ver al coronel Aureliano Buendía, quien ya se hizo un experimentado hombre de guerra. Incluso, según recordamos se proliferó en 17 Aurelianos, que fueron procreados en las 32 guerras del coronel Aureliano Buendía, y se dio la orden de exterminar a aquellos descendientes.

 

Sería muy difícil sintetizar todos los rincones y entretelones que sucedieron en Macondo, pero recordemos a varios de sus personajes como Amaranta y Rebeca, que tuvieron sus peripecias con Pietro Crespi. Luego está Arcadio, quien fue hijo menor de Pilar Ternera y José Arcadio (hijo).

 

Luego estamos viendo a Remedios la bella, quien fue hija de Arcadio y Sofía de la Piedad.  La vemos ascender al cielo en cuerpo y alma. Y antes de volver a la realidad, observamos a Remedios, a quien llamaban Meme. Luego, Amaranta Úrsula, Aureliano Babilonia, Nigromanta, Francisco el hombre, hasta que nuestra imaginación, luego que nace un Buendía con cola de cerdo, y volvemos a abrir los ojos. Dejamos Macondo y ¡oh, sorpresa! Seguimos atrapados allá.


Esgrimista

 

 

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