El
cineasta del ecran cerebral,
distribuye
las pictóricas vivencias,
de la
otrora realidad insípida,
mas
aquella cinta es repetitiva.
En las
noches perturbantes,
afloran
del parietal renuente,
trastornos
anacrónicos letales,
y los
demonios carcomen la psique.
En medio
del orbe horizontal,
sucumbe
la escena irracional,
pero
aquella visión tergiversada,
revolotea
cual murciélago encarcelado.
Dentro de
las mazmorras de la mente,
desfilan
situaciones aberrantes,
y
clavadas con el cincel obsesivo,
flagelan
el cerebro hasta sangrar.
Esgrimista
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