Tan solo un día quisiera,
que aquella flor ahora marchita,
reviviera de entre las hojas secas,
y deslumbrara el ambiente
como en sus mejores años.
Quiso el Señor que lo acompañes,
en el sueño eterno celestial,
tu deseo era seguir con los tuyos,
pero el recuerdo de tus ojos,
perdurará ahora y siempre.
En el Día de la Madre,
elevo una oración al cielo,
deseando que todas las madres
gocen de larga vida.
Y la Rosa que se despidió,
entre llanto y llanto,
interceda por nosotros,
para que nunca jamás,
se nos olvide la dicha
de tener la nuestra, y si no,
tampoco olvidarla.
Esgrimista
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