-¡Jalen
más! ¡Más duro…hasta desmembrarlo! -decía uno de aquellos religiosos, quien
supuestamente ejercía el mando por órdenes de los reyes católicos.
El
pobre anciano, cuyo verdadero nombre era Michel Nostredame, estaba ya casi
muriendo en vida. No obstante, sus biógrafos en la actualidad dan fe de muchas
predicciones que realizó y que se siguen cumpliendo. No obstante, Nostradamus
no escribía como para todos, sino que lo hacía de una manera muy peculiar.
Utilizando cuartetas y cada línea, en la mayoría de los casos tenía una
tendencia oscurantista. Por tal, que las clases altas le tenían mayor estima.
No siendo el caso para la plebe, los que no entendían debido a su iletrada
condición. Han pasado casi cinco siglos, y sus predicciones siguen dejando
absortos a toda la humanidad. Por ejemplo, se cumplió sobre las acciones
bélicas de Adolfo Hitler, el ataque a las torres gemelas (2001), también las
maniobras injerentes de los mandatarios estadounidenses, tal como Donald Trump,
el cual, al igual que sus antecesores, siempre “mueve sus fichas” para tener el
control y salir beneficiado. Otra de sus predicciones a cumplirse será la tan
voceada Tercera Guerra Mundial. Que se iniciará con un fuerte ataque
beligerante a Francia. A partir de ahí, si aquello se concreta y toma fuerza. Lo
siguiente sería una invasión de árabes y musulmanes, que agravarán la
detonación de esta inevitable destrucción del planeta. A estas alturas, de
producirse un ataque nuclear, sería tanto el poder que desataría, que incluso
serían afectados no solo Selene, sino que sus planetas vecinos más próximos.
-¡Clemencia,
por favor…clemencia! -ruega Nostradamus a los de la Santa Inquisición, quienes
con abundante sadismo, ven y oyen crujir los huesos del inculpado.
Fueron
mucho más sus vaticinios, y hasta el día de hoy se fueron cumpliendo. Por
ejemplo, se inventaron las curas para muchas enfermedades, también se logró la
comunicación con los animales, e incluso la esperanza de vida se “estiraría”
hasta los 200 años. Y mientras continuaban haciendo crujir al adivino entre
adivinos, les propuso que, si lo dejaban libre, les revelaría tres predicciones.
Ante tal ofrecimiento, pero, con un escepticismo tan bárbaro, que casi a
risotadas aceptaron la proposición. Dicho y hecho, lo libraron de aquel aparato
que lo tenían amarrado.
-Muy
bien, señores, prepárense. Lo que les voy a revelar no lo sabe nadie en el
planeta -exclamaba muy serio el adivino entre adivinos-. Cuando yo desaloje
esta edificación, uno de ustedes sufrirá un ataque cardiaco. Pero ahí no acaba
la cosa. Otro de ustedes descubrirá una infidelidad, y, por último, a pesar de
las leyes de la vida y la muerte, yo viviré eternamente.
Todo
aquello les pareció risible a los de la Santa Inquisición. No obstante, dejaron
libre a Nostradamus. Y cuando ya se les había pasado la risa enfermiza, una
enorme rata brincó desde el techo y cayó en la cara de uno de aquellos de la
Inquisición, y fue tanto el susto y el asco, que inmediatamente su corazón se
detuvo y comprobaron su muerte súbita. Aquella desgracia les borró la sonrisa,
y cuando todos se retiraron a sus casas. Otro de ellos, se dio con la sorpresa
de encontrar fornicando a su esposa con el hijo del panadero. Tal escena le
provocó una fuerte reacción violenta, motivándolo a sacar su arma y descargando
su ira, con sendos balazos. Y se dice que fue tal su coraje, y sabiendo que
dicho asesinato le costaría al menos 30 años en las mazmorras. Que, en un
ataque de desenfreno, tomó su arma, y abriendo su boca, se disparó un
pistoletazo. Muriendo en el acto. Cuando tales hechos se propalaron, la Santa
Inquisición le empezó a temer al pitonizo entre pitonizos. No obstante, lo
dejaron libre, pero le advirtieron, que, si volvía a causar problemas,
volverían a apresarlo y castigarlo. Aunque sus muertes dependieran de eso. Han
pasado más de 500 años, y Michel Notredame, sigue escribiendo y prediciendo el
futuro.
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