Guillermo Niño de Guzmán |
El presente cuento narra la
historia de un padre con su hijita. El primero aparece en el cuarto de baño con
su retoña, de quien no se sabe su edad. Sin embargo, a pesar que tendría que estar
muy niña para que su padre le dé un baño, el hecho es que dicha niña según se
lee los diálogos, parece tener más edad, puesto que habla y refuta en algunos
casos como una adolescente o más aún.
También se hace mención de un
vaso que dicho padre menciona en el cuento, el cual no se dice su contenido,
pero que se puede asumir que es whisky, ya que menciona que contenía unos cubos
de hielo.
Luego de terminada la misión de
haber bañado a su hijita, ella de pronto se empieza a comportar de una manera
que hace recordar al complejo de Electra. Primero estampa un beso en los labios
del padre, y luego lo convence para dormir en la cama de él. Tras ganar la
negociación, ambos se recuestan en la cama.
No obstante, luego que ella le
restregara en la cara algunos desórdenes de conducta que tuvo hace unos días,
habiéndose dado cuenta que ya dormía. El padre se levanta muy sigilosamente.
Además, se traslada al baño y al verse en el espejo, el narrador hace alusión a
que dicho hombre estrella su cara contra su imagen, sangrando en el acto.
Terminando la historia, siendo
aquel hombre testigo de la fuerza del fuego, que se esparcía por toda la casa,
y alucinando aquellas candelas gigantes como caballos blancos que galopaban
sobre ellos, sin pena ni gloria. Atropellando sus cuerpos, ante la posible
erupción de escenas incestuosas.
Guillermo Niño de Guzmán
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