Antenor Montalvo es un actor en horas bajísimas al que el
director Pedrito Adrianzén propone que sea en Los cuentos de la peste "el
hombre de negro". Se trata de un personaje que no forma parte de la trama,
que no habla, que no hace absolutamente nada en ella pero que aparece todo el
tiempo con el objeto de recordar al espectador que lo que están viendo es
teatro y que el teatro "es el simulacro de la vida".
El argumento de la obra, como recordaba entonces el propio
autor, es "esencialmente teatral" porque se trata de un grupo
confinado en un espacio que no tiene otra salida que la fantasía si quiere
escapar de la "circunstancia fatídica" de la epidemia de peste
bubónica que asoló Florencia en 1348, cuando se estima que murieron 30 mil
ciudadanos.
Durante las ocho semanas que estará en cartel la obra, con la
que la crítica "no será muy buena, tampoco muy mala" aunque cada día
se agoten las entradas, el "hombre de negro" tendrá ocasión de
presenciar un "fenómeno maravilloso" protagonizado por Sánchez Gijón
que a él, desesperado como estaba al comenzar, le dará una nueva razón para
vivir.
Mario Vargas Llosa
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