Es por ello que barajan la idea de destruir dicho asteroide, para lo cual proponen que solo podrían hacerlo perforándolo y volarlo con una bomba. Y allí es donde entra a tallar la participación de Harry Stamper (Bruce Willis), y su equipo de perforadores.
Esta historia conmueve, ya que debe ser muy difícil sacrificarse; sobre todo mencionar que uno de los perforadores A.J. al echarlo a la suerte, se siente resignado y se prepara para inmolarse. Harry le hace una triquiñuela y este último se prepara para ser él quien se sacrifique, ante los gritos de A.J., quien le reclama que ese era su trabajo, pero Harry le dice que ahora su trabajo sería cuidar a su hija Grace.
Es a partir de allí que la trama de la historia se vuelve más dramática. Y aquella última comunicación de Harry con Grace es muy emotiva, ya que demuestra los sentimientos entre un padre y su hija. Al final se corta la comunicación, y queda muy poco tiempo, dejando ansiosos no solo a los de la NASA, sino a su equipo de perforadores, quienes confían que Harry detonará el explosivo. Es allí donde este último antes de hacer explosionar la bomba hace un flash back (un salto al pasado) y explosiona el asteroide, muriendo el jefe de los perforadores y salvando al mundo. Quedando muy dolida su hija como es obvio. Ya de regreso, A.J. y Grace se reencuentran y se les ve muy felices; terminando la película con la boda entre dicha pareja.
Esgrimista
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