La primera estrofa voy formando,
Poniéndole emoción verdadera,
Mi corazón, la dicha está clamando,
Pide a gritos relación duradera.
Mi ilusión está en la lejanía,
Mas no pierdo mi esperanza buena,
Alimento mi deseo con manía,
Y al hacerlo, mi corazón suena.
Amada mía no me abandones,
Deseada mía, no te alejes,
Te seguiré a todos los rincones,
Así lo haré aunque te alejes.
Al tomar yo tus blancas manos,
Las mías se enriquecen en abundancia,
Tus movimientos son tan arcanos,
Que predicen un futuro con fragancia.
El recuerdo de tus labios me trastorna,
Envolviéndome en un mundo fascinante,
Pero cuando mi alma a la tierra
retorna,
Me encuentro solo, cual perdido
caminante.
El rastro de tus pasos seguiré
eternamente,
Cruzaré los desiertos y nadaré los
siete mares,
Nada me detendrá aunque me vuelva
demente,
Te seguiré hasta la tumba, en todos los
lugares.
El máximo de tus encantos,
Hacen que mi alma suspire,
Y mis sueños que son tantos,
Dicen que a tu amor aspire.
Me encuentro en la octava parte,
Mi oda está en la decadencia,
Tus ojos son todo un arte,
Serán milagro o es la herencia.
Tu corazón solitario,
Extraña ser querido,
No soy poeta ordinario,
Soy corazón herido.
Juan Mujica
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