Mientras el mundo tenía fijados sus
ojos en la llegada del primer hombre a la luna, y admirados por la invención
del Internet. Aquí en Perú sucedía la autoeliminación de uno de los representantes
de nuestro folklore nacional. Se trataba del escritor, poeta, traductor,
profesor, antropólogo y etnólogo peruano. Su nombre: José María Arguedas Altamirano.
Tengo el honor de haber leído su
libro “El Sexto”, pero ¿qué tiene de extraordinario? Pues que fue el primer
libro literario que leí completo. Y el honor sigue, ya que se trata de un autor
peruano.
Entre sus libros también destacan: “Los
ríos profundos”, “Todas las sangres”, “El zorro de arriba y el zorro de abajo”.
Se dice que Arguedas se inspiró en las tramas y argumentos de sus obras,
nutrido de sus experiencias y de cómo lo trató la vida.
Por ello, él realiza una división de
dos culturas. La andina, propia de Perú y la occidental, que fue traída por los
antiguos españoles.
También resalta como parte de su legado
sus investigaciones sobre nuestro folklore, propiamente de la música andina.
Abarcando a los cantantes, músicos, danzantes de tijeras y los múltiples
bailarines.
Su final fue lamentable, ya que
el 28 de noviembre de 1969, tomó la determinación de darse un balazo en la
cabeza. Luego de lo cual, tras cinco días de agonía, falleció el 2 de diciembre
de aquel año. Una gran pérdida para nuestra patria, pero sobre todo para los
peruanos de aquella época.
Esgrimista
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