Juan Mujica
Como cada año el
espíritu navideño envuelve a las familias en todo el mundo. Cada sociedad a su
manera y con algunas variantes, pero al fin y al cabo al llegar las 12 pm del
25 de diciembre sucede algo mágico, que transforma a las personas en seres
afables y con deseos de abrazar a los demás en cada casa. Todo esto es la parte
etérea del asunto.
Sin embargo, por
tradición desde que los chinos descubrieron la pólvora, también conforma parte
de la celebración los fuegos artificiales. Tanto en Navidad como en Año Nuevo,
se expenden los peligrosos cohetones, rata blanca, mama rata, etc. Y por
supuesto que no voy a abordar este tema con guantes de seda ya que tuve la
oportunidad innumerables veces de hacer bullanga durante mi infancia y parte de
mi adolescencia.
No obstante, el
problema pareciera haberse intensificado, pero tan solo es por el poder de los
medios de comunicación, quienes abordan el tema, y con una pisca de
sensacionalismo. Sobre todo luego que se produjera el incendio en Mesa Redonda
(2001), donde hubo muchos muertos y que hasta ahora no se cierra la herida y el
dolor de los familiares.
Otro detalle de la víspera de Navidad son aquellos
viejitos y no tan viejitos, quienes por su contextura la hacen de Papá Noel.
Sin embargo, ese ya parece un masoquismo, ya que allá en el hemisferio norte,
se ve bien al viejito bonachón con esa ropa blanquiroja, ya que la temperatura
lo amerita, pero acá en el hemisferio sur estamos en pleno verano desde el 22
de diciembre, y ello ocasiona que los viejitos disfrazados parezca que están en
un horno y sudan que da miedo.
Ya a medida que avanzan
los días en diciembre empieza el movimiento por la compra de los regalos.
Habiendo de todos los tamaños, modelos, colores, y para todos los gustos. Y por
supuesto los que más gozan con la Navidad son los niños, ya que son los más
agasajados. No obstante, otra de las cosas que sucede en Noche Buena es la
cena, ya que como todos esperan las 12pm para los abrazos y antes de los
regalos, generalmente se cena un pavo, un pollo o en muchos casos cenas
precarias o casi insustanciales. Entonces, se cena y degustando el champán. Y
luego llega el panetón y el chocolate. Lo que causa una indigestión y una mala
madrugada. Por tal motivo se recomienda ser proporcional al momento de comer
tanto en Navidad como en Año Nuevo.
Y hablando de Año
Nuevo, existen muchas opciones de celebrarlo. Muchos lo pasan a lo grande. Con
orquesta, en discoteca o restaurante, con cerveza, champán y demás bebidas que
se tenga guardadas o se compren para la ocasión. Está el cotillón, la ropa
amarilla, los cohetes en el amplio sentido de la palabra, ya que no se si he
perdido el entusiasmo, pero en muchas partes el Fin de Año se revientan tal
cantidad de fuegos artificiales y cohetones que pareciera que estuviéramos en
zona de guerra.
Por tal motivo, me
despido deseándoles una ¡¡¡Feliz Navidad y un Venturoso Año Nuevo!!!
Me ha gustado!
ResponderEliminarahh por cierto, el fondo de tu blog me encanta!