jueves, 24 de octubre de 2013

Romeo en Perú



Juan Mujica

Las muertas tradiciones,
ya no brillan en cortejo,
serenatas con canciones,
las condenan “galantejo”.

Resuelto como halcón,
en busca de su julieta,
no encontrando balcón,
se va con la rabieta.

Inspirado en su amores,
a su amada en un idilio,
y frenando sus temores,
va a entregarlo en domicilio.

El padre recepciona,
la carta sin censura,
tal romance sanciona,
quemándola en basura.

Nuestro peruano Montesco,
ignora la renuncia,
sin lenguaje grotesco,
por teléfono pronuncia:

“El suspirar en mis adentros,
al recordar yo tus ojos,
eterniza los encuentros,
con tus labios tan rojos.

Tus manos acarician,
las mías con ternura,
en tanto que avarician,
la miel por su dulzura.

La tragedia me acompaña,
evitando mi amuleto,
tu familia ya regaña,
sin ser los Capuleto”.

Tripulante sin embarque,
ni esperanza que fascine,
teniendo ya su parque,
adorado sea el cine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario