lunes, 18 de noviembre de 2013

EL ARTE DE LEER UN LIBRO






Miriam R. Krüger

El amor por la lectura, la pasión por los libros, el hábito de leer, se suele decir que se cultiva en la infancia. Por ejemplo, por ahí leí que si quieres que tu hijo(a) tenga una predisposición a la lectura es bueno cuando es bebe que a partir de siete meses le des libros, revistas, etc, pues esto le creara de manera inconsciente este hábito. Sin embargo yo considero que el hábito de la lectura no es necesariamente en la infancia que se adquiere, incluso en edad adulta este hábito puede nacer.

Se dicen muchas cosas para motivar a las personas a leer, se escriben muchos artículos, incluso libros, el primero que me viene a la mente es Comme un Roman de Daniel Pennac, vaya libro, toda una motivación.

Pero a este punto yo me pregunto, si uno no tiene la costumbre de leer entonces como hará para leer todos esos libros u artículos donde se explica cómo crear el hábito de la lectura? Si nosotros mismos no amamos leer cómo podemos entonces transmitir este maravilloso hábito a nuestros hijos, cómo transmitir algo que no sentimos?

Los libros nos abren las puertas del mundo y del más allá, no porque lo diga yo, esto lo puede afirmar cualquier persona que suele leer y refugiarse en los libros; porque sí, los libros también son un refugio. Podemos leer muchos libros pero sin duda hay libros que nos marcan, libros que se vuelven especiales, que leemos una y otra vez con la misma emoción, libros que por un motivo u otro le cogemos un cariño especial y lo conservamos como todo un tesoro.

Hay muchas iniciativas para promover la lectura o mejor dicho los libros que al final se olvida su función principal y se vuelve tan solo un objeto de moda, de designe, de decoración y es así que encontramos estanterías para libros en una posición particular, encontramos esculturas, porque al final ya no importa si lees el libro, lo que importa es qué cosa puedes hacer con el libro, al final importa su apariencia y el toque intelectual que da a tu departamento. Algunas personas suelen decir que basta ver la biblioteca personal de una persona para saber con quién estás tratando. A este punto no falta quien use los libros como objeto de seducción adoptando la típica frase “Vamos a mi depa para que escuches mis nuevos cd’s?” por ” Vamos a mi depa?, tengo unos libros que me gustaría mostrarte”. Otros simplemente utilizan los libros para crearse una imagen en sociedad, según ellos leer los hace lucir sexys, inteligentes, incluso leí por ahí que leer te hace adelgazar!. Como escribió Daniel Pennac, “El verbo leer no soporta el imperativo, aversión que comparte con algunos otros verbos: el verbo amar, el verbo soñar…”.

Yo por mi parte no les prometo nada, solo puedo decir que leer es un placer solitario, no se puede negar la satisfacción o el suspiro que nos arranca un libro y quien lo probó lo sabe.



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