Juan Mujica
Cayendo
de los glaciares,
circulan
gotas de dolor,
que
en lustros tardan,
pero
llegan a tierra firme.
Nadie
me pregunte,
donde
fluye aquella lágrima,
que
a veces no se presenta,
pues
está rompiendo,
la
represa de donde ahora,
cae,
pasando entre las rocas,
llegando
al pie de los árboles,
entrando
por los poros de las raíces,
y
mientras tanto,
espera
dentro de los ojos,
para
bañar las mejillas,
luego
de haber escoltado,
al
grito que oyó el planeta.
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