Juan Mujica
Un mundo
sin sonidos,
no
puedo imaginarme,
dichosos
mis oídos,
que permiten
deleitarme.
Todo tiene
cadencia,
incluso
la respiración,
no es
necesario herencia,
ni tampoco
explicación.
Las melodías
primeras,
avecillas
nos mostraron,
luego
voces timeras,
imitarlas
encontraron.
El ingenio
fue fortuito,
por la
causa musical,
en
pensamiento gratuito,
qué incipiente
recital.
El buen
Orfeo dedicó,
su
tonada al mundo entero,
con su
lira predicó,
y de la
alegría fue partero.
La armonía
se organizó,
al
crear el pentagrama,
lo cual
preconizó,
un melodioso
panorama.
Música tenemos
dentro,
eso es
inherente,
negarlo
como centro,
sería irreverente.
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