jueves, 27 de marzo de 2014

Soledad

Juan Mujica

Eres como Selene,
en su mejor fase,
aquel que se apene,
que al desierto pase.

No eres abandono,
sino recogimiento,
reflexión en trono,
logra su advenimiento.

Nadie desconoce,
tu frígida presencia,
por más que se goce,
la cálida ausencia.

Abrazas la penumbra,
del sabio pensador,
el que luego alumbra,
su ideal vencedor.

Infausto el navegante,
que viaja sin dirección,
en tu isla naufragante,
lo sana tu inyección.

Las palabras congelas,
con gesto inexorable,
y hasta al rico flagelas,
con vigor memorable.

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