I
Arde
corazón.
Quémate
con tu propio amor.
Enciende
tu llama de muerte
y
pinta de atardecer
mi
incrédulo mar.
Arde
corazón.
Que
tu pasión siempre será fuego.
y
mi cuerpo, ceniza.
II
No
llores.
Hace
tanto que agonizas madre.
Sedienta,
hambrienta.
Con
la poca vida que te queda
entre
los dientes.
Nadie
ha venido a verte.
Muerta
estás para ellos
en
la sequedad del olvido.
Ya
no llores madre.
Quizá
esta noche
la
lluvia pase a verte.
III
Huye
hoy mismo
y
búscala.
Recorre
caminos, naciones,
días
y noches
y
búscala.
Ya
sea en el silencio,
o
en la solitaria voz
que
una vez me diera.
Búscala.
Búscala
en esa mirada
que
hoy la luna refleja,
búscala
en ese cuerpo
que
la mar reclama.
Búscala
en la llama,
búscala
en la tierra.
Búscala
aire en tus adentros,
búscala
en tu propio tiempo
y
encuéntrala.
IV
Aparece
esta noche
y
forma los caminos heridos
en
la piel de mi ventana.
Aparece
cual río
que
parte montañas,
lluvia
dale vida a las tierras áridas
y
quítame la mía
con
tu mágica esencia.
Lluvia,
cae y continúa
la
vida que de ti espera el mundo.
Llega
y regresa al mar
que
se nos acaba el tiempo.
Percy Taira
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