Las trece
criaturas pululantes,
en el
firmamento eclíptico,
irradian
su energía vaticinante,
y cada
elemento es un enigma.
Los
reclutas de fuego se congelan,
con una
pasión que desborda,
la
impulsiva lágrima de su oreja,
y los
amantes aúllan con antorchas.
Levitando
en la atmósfera,
los de
aire se mimetizan,
pero las
nubes condensadas,
toman una
híbrida forma líquida.
El clan
de tierra es inmune,
al
sentimiento onírico,
y abraza
con criterio,
sus
pisadas realistas.
Juan Mujica
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