El aroma
volátil fluye dentro de la sesera,
la
quimera incierta e insospechable,
se
presenta entumecida de huesos verticales,
y álgido
porvenir de un rapsoda enamorado.
Brincos
desnudos y pasiones de hipotenusa,
echados a
la suerte con dados redondos,
la
pentagonal ventana se aproxima,
pintando
el camino de terciopelo añil.
Las
humectadas comisuras fronterizas,
controlan
el peaje a tus labios vengativos,
y yendo hacia
el norte vampiresco,
drena la
catarsis oscurantista.
Tus
maderos de carne luchan contra los míos,
y la
inopinada canción de Año Nuevo,
despeja
los refranes gregorianos al son,
de unos
besos telepáticos dantescos.
Fruiciones
del más allá sentimos,
pero la
inocua marimorena de bacterias,
desprende
el control de las brújulas,
y
expectora las galaxias bicéfalas.
Al pie de
mi lápida yaces con dolor,
estampida
de besos fantasmales,
tan solo
un epitafio de guarismos,
delatan
el amor astrológico.
Juan Mujica
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