La
terrible fantasía inmersa en mi sueño infinito,
trastabilla
en el aire junto a los silencios lapidarios,
que
regurgitan una y otra vez los miles de ojos,
escorbúticos
de una de mis almas más puras.
El
sendero invisible que se muestra inerte,
detrás de
aquellos epígonos de la muerte,
causan
sinsabores absolutos inefables,
pero
ninguno como en la anterior vida.
Voces
encendidas en la madrugada de mañana,
nos
alertan del sismo de la epidermis vacua,
y ningún
individuo saldrá inerme de su eje,
más bien
se quedarán orando por el destierro.
Defenestrados
quedarán dioses u hombres,
si la
desdicha invade su tristeza con locura,
entonces
gritarán por los ojos y marcharán,
cabalgando
los arco iris hasta su tumba.
Nadie y
ninguno de los rehenes inmortales,
sucumbirá
a la luna llena en su fase letal,
más bien
los nativos de Capricornio y Libra,
retornarán
de su estado alfa por tercera vez.
Los
jinetes incorpóreos y acéfalos nadarán,
buscando
las córneas rebeldes de Aladino,
y dentro
de una botella resurgirá cual fénix,
el genio
del destino con lenguas antropomorfas.
Juan Mujica
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