Sin embargo, como las cifras de contagio y muerte fueron descendiendo. Las mismas autoridades flexibilizaron algunas cosas del protocolo. Dijeron que las mascarillas ya no eran obligatorias en espacios públicos. Por tanto, que mucha gente que estaba harta de usarlas, no dudó en sacárselas. No obstante, debido a esta negligencia los números no tardaron en moverse. Recrudeciendo los porcentajes por contagio de la Covid-19.
Además, que por motivo de emergencia se lanzó una campaña para que la gente se aplique la tercera dosis, y dicha constancia tenían que mostrarla, ya sea física o virtual, para dejarlos entrar en determinados espacios. Y todavía al pedido de las autoridades sanitarias se habló de aplicarse una cuarta dosis. La cual no ha sido bien vista por muchos, por lo que está sucediendo lo inevitable: muchas vacunas están empezando a caducar.
Y cuando todavía no nos libramos del Coronavirus, surge una nueva amenaza: la viruela del mono. Dicha enfermedad tiene peores síntomas, ya que entre otras cosas afecta la piel, llenándola de ampollas, que se ven horribles. Por tanto, cada uno es responsable de su propia salud e integridad. Y si me preguntan que si seguiré utilizando la doble mascarilla, pues así es. Más vale prevenir que lamentar. Ademas que la realidad se está cayendo de madura. Dios no quiera, pero ya se estaría barajando la posibilidad de inocularnos una vacuna para la susodicha viruela del mono. Así que a cuidarnos todos.
Esgrimista
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