Juan Mujica
Dentro de cien años debido al calentamiento
global y otros factores, la Antártida, más conocida como el continente blanco,
contra todo pronóstico estaría por desaparecer. Es decir, que su forma circular
de 4500 km de diámetro tendría las probabilidades de volverse agua. Este sexto
continente, que alberga 80% de agua dulce y con una elevación máxima en el monte
Erebus de 4900 msnm. No obstante, el calor del sol estaría en contra de la
Antártida. Irradiando hasta los cincuenta grados centígrados. Sin embargo, unos
exploradores estaban en el sexto continente y se dieron cuenta de la gravedad
del asunto:
-Esta
situación está peor de lo que pensábamos. En cualquier momento se deshiela todo
–comentó uno de los exploradores.
-Así
es mi estimado. Por la energía del sol y la contaminación aérea el daño es
irreversible –contestó otro del equipo.
-Miren
a esos pingüinos. Ni imaginan lo que se les espera. Y miren a esos osos
polares. Pobres, pronto no tendrán donde ponerse en pie –respondió el primer
explorador.
-Así
es. Y lo malo es que no hay quien detenga todo esto. Es irreversible –refirió el
segundo.
Tal
y como afirmaban estos exploradores el deshielo era inminente. Y observaron el
volcán más elevado situado en el monte Erebus. Y llegaron otras embarcaciones y
observaron lo mismo, pero ellos no fueron los únicos, ya que la noticia de la
situación de la Antártida era una noticia internacional. Pronto ya no había
lugar para más exploradores. Y se hablaban entre ellos y algunos con ayuda de intérpretes.
Todos con mucho calor, ya que el sol estaba ardiendo en el polo sur. Aquellos cincuenta
grados de temperatura seguían deshielando poco a poco los bloques de hielo. Y
los iceberg también estaban volviéndose líquido. Y como el terreno estaba cada
vez más inestable, los exploradores tuvieron que irse a sus embarcaciones. Y regresar
a sus países de origen. Y a la mañana siguiente en los radares no lograban ver
a la Antártida. Como si hubiera desaparecido del mapa. Efectivamente, no tardaron
en llegar las embarcaciones hacia el polo sur y tan solo encontraron agua
helada. Ya no estaban los bloques de hielo ni los iceberg. Y los pingüinos estaban
nadando y tratando de salvar sus vidas. Otros murieron ahogados. Al igual que
los osos polares, que luchaban por mantenerse a flote, pero pronto serían presa
del agua helada.
-Ya
no hay nada del continente blanco. Solo queda agua y más agua –comento uno de
los exploradores, mientras observaba con sus largavistas.
-Efectivamente,
ya no queda ningún rastro de la Antártida –respondió otro de su equipo.
Debido
a esta situación quedaba en proceso la repartición de aquella zona del polo
sur. Así que las Naciones Unidas empezaron a cuestionarlo. Y llegaron a la
conclusión que aquella zona sería apátrida, pero que se debieran respetar los
tratados internacionales y tendrían que pedir permiso previo en caso de
circular por aquella zona que perteneció al otrora sexto continente. No
obstante, la temperatura del sol bajó nuevamente y se volvió a formar un
iceberg que fue la fatalidad de un caso como el Titanic. Sin embargo, con el
tiempo volvió a consolidarse la Antártida como en sus mejores años. Aunque la temperatura
del sol subía y bajaba, lo que preocupó a los exploradores y científicos. Ya
que se había vuelto un continente inestable. Hasta que llegado un tiempo dejó
de formarse y ya nunca más volvió a brotar el hielo. Habíamos perdido a la Antártida
para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario