texto y dibujo: Miriam R. Krüger
Estábamos ahí juntos, viendo como el mundo desfilaba frente a nuestros
ojos. Luego de unos minutos rompí el silencio y le pregunté si creía que toda esta
technología era realmente un avance para la humanidad.
A veces, le dije; tengo la impresión que para existir te debes conectar,
como si fuera un sacrilegio no estar inscrito en una red social. La idea de
esta technología es abrirnos las puertas del mundo, romper las barreras, que
tengamos todo de una manera rápida y con el menor esfuerzo físico posible.
Creamos maquinas que nos ayuden a utilizar menos el cerebro, maquinas que nos
solucionen los problemas.
En eso, se giró suavemente y me quedó mirando a los ojos; yo proseguí
con mi discurso. Le aclare que no estaba en una de mis crisis existenciales, pero que no
sabía en realidad a dónde nos lleva todo esto, que me siento perdida, y eso no
era nada nuevo. No lo mire pero intuí que sonrió.
Me callé por unos minutos, pero luego volví hablar del tema. No me respondía
pero sé que me escuchaba. Le dije que no entendía como es posible que la gente
busque todo a través de una pantalla; vivir a través de una conexión, buscar la
naturaleza escuchando el CD con el canto de los pájaros, con el sonido del mar,
viendo un DVD de alta definición en vez de salir al encuentro real con la
naturaleza. Acumular una lista de miles de contactos pero en realidad, a
cuantos conocemos realmente?, cuántos son realmente nuestros amigos?. Un mundo
donde ríes, sonríes, aplaudes, criticas, conversas, te sonrojas, coqueteas,
discutes, besas, incluso dices te amo con una combinación de teclas. Es que
realmente esta technología nos facilita la vida o nos complica la vida o nos
consume en vida?. Y todo se vuelve en pixels, en https, 2D, 3D, en .com, en
redes.
Un mundo donde siempre buscamos algo, información, trabajo, consejos,
orientación, amigos, incluso afecto, atención y muchos buscan encontrar el
amor. Sin embargo por estar en esa eterna búsqueda virtual nos olvidamos de
mirar a las personas que tenemos al lado, el mundo real que gira a nuestro
alrededor .
Lo abracé, sentí su respiración, su mirada era tan tierna, sentí que me comprendía.
Y le pregunte, "será que no pertenecemos a este mundo?". Le acaricie
el cabello, sonreí y le dije en voz baja, con un tono de resignación: "
Este mundo es de locos, vámonos Pegaso".
No hay comentarios:
Publicar un comentario