Juan Mujica
Mi
espíritu galopa en una botella,
el
sentimiento fluye hacia adentro,
nadie
conoce lo que se viene,
sólo
tus lágrimas me comprenden.
Mil
años han pasado,
hasta
que vimos nacer al muerto,
el
susurro del viento,
me
alerta de tu olvido.
Dos
cerebros en una cabeza,
dos
pupilas en un ojo,
las
palpitaciones grandilocuentes,
de
mis venas me anuncian tu llegada.
El
reflejo de tu otro yo,
atribula
mis pisadas y
enaltece
la desdicha,
al
caer la noche te vas,
cual
sombra defenestrada.
Las
antorchas que percibo,
con
intenciones nerónicas,
encienden
tu tempano latente,
pero
aquella gelidez,
apaga
mi existencia,
teniendo
un ideal,
en
un día de octubre,
morir
crucificado.