viernes, 24 de junio de 2016

Inkarri (cuento alucinante)


Autor: Juan Mujica

Libro: "Fictocronías"

Mientras cientos de años han pasado desde que se puso fin a la existencia del último Inca, Atahualpa, por parte de los españoles, ha quedado como huella de tradición oral un mito que ha pasado de generación en generación. Sin embargo, en las diferentes etnias del Perú aquel mito tiene varias versiones y variantes. Por lo que se ha tomado en cuenta las versiones de Mario Vargas Llosa y de José María Arguedas. Se trata nada más y nada menos que el mito Inkarri. Que es casi una promesa del resurgimiento del Tawantinsuyo en tiempos de la era contemporánea.
Según las versiones mencionadas se habla de Inkarri, que sería la abreviación de Inka Rey, y que supone que este personaje fue el creador del mundo andino. Una orbe que hasta la actualidad tiene la esperanza que vuelvan los incas y que tomen el poder. Ya se imaginarán a un  grupo de gente vernacular o quizá un ejército, armado con macanas, boleadoras, hachas, cuchillos y hasta arcos y flechas. Definitivamente así no podrían vencer a ninguna hueste. Sin embargo, como todo tiene que estar de acuerdo a los últimos avances tecnológicos. Sugiero que Inkarri vendría con siete ejércitos (como se hacía en tiempos de los Incas) y que estarían debidamente armados con bazucas, tanques de guerra, jeeps en los que se transportarían los indios armados con ametralladoras, además ya no habría ni espadas, ni lanzas, ni cuchillos. Ahora en el nuevo tiempo del resurgimiento Inca contarían con revólveres, granadas, hasta con misiles. Con tal ejército seguro que podrían recuperar no sólo Cusco, no sólo el Perú, sino todo América del Sur. Tal y como lo haría Pachacutec en sus tiempos como guerrero expansionista. No obstante, pisando tierra nuevamente, ¿estarían de acuerdo los peruanos en aceptar como su líder a un Inca?...Creo que lo más cercano ha sido el gobierno de Toledo. Pero en todo caso los Incas tendrían que aprender español y/o inglés. Modernizarse y ponerse al corriente de las nuevas tecnologías. De todos modos sería hermoso ver flamear la bandera del Tawantinsuyo….¿dónde?. De hecho que no sería en la ex casa de Pizarro, o sea Palacio de Gobierno. Yo pienso que Inkarri de igual manera como se edificó Sacsayhuamán, él haría construir una fortaleza impenetrable, antibombas, antitanques y antimisiles. Además ordenaría que en los colegios se enseñe el quechua y el aymara como idioma básico. Ese sería el pensamiento del Inka rey. Sin embargo, tendría que enfrentar a los medios de comunicación, a la prensa, a un cúmulo de periodistas tratando de sacarle declaraciones a la salida de la fortaleza. Para eso, hace rato que habría un Ministerio de Cultura, que solventaría la promoción de actividades culturales y artísticas. Y tampoco habría avenidas, plazas o nada que tuviera el nombre del chanchero de Pizarro. Por su parte, el Cusco sería nuevamente proclamado como el ombligo del mundo. Y cada ciudadano cusqueño sería homenajeado y enaltecido como descendiente Inca. De otro lado, nuestra maravilla del mundo, Machu Picchu, sería declarada como Patrimonio Humano Mundial. Y se haría la construcción de otras réplicas iguales en cada departamento. De tal modo que cada ciudad tenga su Machu Picchu, donde poder apreciarlo. Además se haría un pacto de biteismo democrático, por el cual habría libertad de credo. Es decir, que los que quisieran podrían venerar a Jehová y/o a Inkarri. Por supuesto que el Vaticano no sería tan benevolente con estos cambios. Sin embargo, las contribuciones auríferas del nuevo Tawantinsuyo harían mermar las críticas del incanato de Inkarri. Para estos tiempos se seguiría con los ayllus y las panacas. Y en Lima ya no habría tanto racismo como lo hay actualmente. En todo caso habría una pluriraza llamada inkarrino, que albergaría a blancos, negros, cholos, chinos, caucásicos, etc. Todo eso pasará cuando se cumpla el mito Inkarri. Que es la fe en un milagro histórico, que es la consecución de nuestro legado cultural y que es parte de las creencias populares que hasta nuestros días se retroalimentan con nuestras tradiciones. Y como el afán expansionista regirá en todo América del Sur, volverán a constituirse los cuatro suyos: Chinchaysuyo, Antisuyo, Collasuyo y Contisuyo. Ya no habría alcaldes ni ministros, sino que se restauraría el consejo imperial (quienes asesorarían al Inca para ayudarlo a resolver problemas de tipo administrativo y militar); el apunchik (que serían los funcionarios con autoridad para organizar todo lo relativo con las provincias); los curacas (que conformarían los jefes de los pueblos o ayllus); el tucuy ricoc (que llegaría a ser el supervisor imperial, o sea el que todo lo ve y todo lo oye), etc. Ellos se encargarían de apoyar al inca a gobernar el nuevo Tawantinsuyo. Y por supuesto que los tres dogmas incaicos: ama sua, ama quella y ama llulla, se habrían incrementado con la dación de nuevos dogmas acordes con los nuevos tiempos. Todo eso pasaría cuando venga el Inkarri. Y si no estuvieran de acuerdo Estados Unidos y la Unión Europea, seguramente que se restauraría la Otán con el plan Marshall. Entonces los militares de todo el mundo le declararían la guerra al nuevo Tawantinsuyo. Sólo que esta vez no serían tan indefensos como lo fueron nuestros indios cuando llegó Pizarro a poner las pezuñas en el nuevo continente. Todo lo contrario. Los cuatro suyos estarían alertas a la orden del Inkarri. Se contaría con la tecnología bélica antes mencionada, pero también con bombas de hidrógeno, nitrógeno y plutonio. Estarían combatiendo con todo un continente (América del Sur), situación que ni Bolívar habría logrado. Toda Europa parecería un puñetazo que golpea la gran pared incaica, y haciéndolo sangrar con cada golpe. Por su parte, los gringos (quienes no habrían perdido la oportunidad de hacer su injerencia en problemas internacionales), de hecho que mandarían a sus huestes militares, armados hasta los dientes y confiados de estar combatiendo con un continente sub-desarrollado. Situación que no sería peor falacia que nunca, ya que nuestro poder bélico y estratégico sería tan glorioso como lo fue en tiempos de los Incas. Y luego de haber triunfado sobre aquellas potencias, Inkarri se retiraría la mascaypacha, tomaría un poco de chicha de jora, contemplaría la cantidad de miles de cadáveres que en el caso de peninsulares sería como una revancha, y gritaría con voz estruendosa, cual Atahualpa:
-¡¡¡Nuevo Tawantinsuyo….usos son de la guerra…..vencer o ser vencidos!!!


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