Desde
siempre fue llamado “El Superman peruano”. Era de esas personas que aceptaba
los infinitos desafíos que le imponían. Incluso desde los tiempos de colegio,
cuando le decían por ejemplo: “Te la corto para la salida”, aceptaba y se
agarraba a puñetazo limpio con cuanto grandulón se le presentaba. Fue así que
más adelante, con ese mismo fervor, ya cuando estaba en la universidad, muchos
de sus “amigos” de infancia también continuaban retándolo para que realizase
cosas como: “Escribe en la pizarra una palabrota”, y él como no le temía a las
posibles consecuencias ni represalias lo hacía.
Sin embargo, en tanto fue
creciendo y conociendo más de la vida, se le fueron presentando más desafíos,
como hacer puenting, parapente, correr motos con una sola mano, y demás
peligros.
No obstante, este Superman
peruano tenía un problema. Sufría de epilepsia. Desde pequeño se le detectó
esta enfermedad del sistema nervioso. Por tanto, su padre o madre, tenían que
llevarlo a sus controles con los neurólogos. Quienes le hacían preguntas sobre
su estado y le recetaban medicamentos. Fue así que creció arrastrando este
problema. Pero eso nunca lo detuvo para continuar aceptando retos. Tanta era su
bizarría, que muchos pensaban que estaba loco.
(Si quieres seguir leyendo este cuento, lo puedes encontrar, adquiriendo mi libro "El Superman peruano y otros cuentos fantásticos"). Gracias por comprarlo y gracias por apoyar la literatura peruana.
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