Ya egresado, terminé mi primera novela
llamada “El oráculo de Xarcax”, la cual en un inicio supuestamente sería de 20
capítulos, pero que al final llegué a 12. La presenté, pero mi primera
presentación fue un poemario llamado “Paranoia Verde”. Entonces, volviendo a mi
novela la estuve comercializando. Hasta que más adelante por casualidades del
destino, alguien sembró en mi mente que escriba un libro de cuentos, pues sería
más barata la inversión, y así lo hice. En el año 2008 publiqué mi primer
cuentario al que puse “Tintero Irreverente”.
Aunque fue un corto tiraje, me
sentí entusiasmado con un nuevo libro, que tenía su depósito legal, o sea más
categórico. Pasados dos años, volví a seguir escribiendo más cuentos. Esta vez
fue por estímulo de una conocida revista que año a año promueve los cuentos con
100 palabras. No gané, pero aquellos cuentos, me estimularon a publicarlos. Y
fue así que publiqué mi libro “Fictocronías”, en el 2010.
Siguió pasando el tiempo, pero como
muchos de mis colegas escritores y periodistas, mi hábito de lectura siempre
estuvo presente. Y como si fuera un efecto “bola de nieve”, fueron muchas las
voces que escuchaba sobre los talleres de creación literaria, talleres de
narrativa, o como quieran llamarlos. Hasta que llegó el día que me decidí, y me
inscribí en aquellos talleres, que me ayudaron mucho. No solo a conocer las
diversas técnicas literarias, sino que de paso fui creando mis cuentos, que por
un gusto personal, se inclinaron hacia la fantasía y ciencia ficción.
Esgrimista
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