viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Por qué armamos y adornamos un árbol navideño?

Juan Mujica

Si Ud encuentra absurdo el hecho de comprar un árbol, luego adornarlo con bastoncillos, luces, frutas de plástico, etc, pues entonces ya es tiempo que conozca el origen de esta costumbre, y se entere de la esencia que encierra quizá tan antigua como la del viejito que viene volando en su trineo.

Tiene sus orígenes en la antigua creencia germana que un árbol gigantesco sostenía el mundo y que en sus ramas estaban sostenidas las estrellas, la luna y el sol. En algunas casas en los países nórdicos, durante el invierno se cortaban algunas ramas y se le decoraba con pan, fruta y adornos brillantes, para alegrar la vida de los habitantes de la casa mientras transcurría la estación.

El árbol en sí tiene varios significados religiosos, ya que ha sido utilizado como símbolo de la unión del cielo y la tierra: ahonda sus raíces en la tierra y se levanta hasta el cielo; por eso en muchas religiones, sobre todo en las orientales, el árbol es un signo de encuentro con lo sagrado, el encuentro del hombre con la divinidad y de la divinidad con el hombre. En Mesoamérica, el árbol guarda un significado místico, inclusive tenían el ahuehuete como árbol sagrado. Las tribus nórdicas europeas y americanas algunos grupos como los druidas, tenían árboles sagrados alrededor de los cuales se reunían para ritualmente entrar en comunión con Dios.

Se cuenta que un misionero inglés en Alemania, en el siglo VII, comprendiendo que era imposible arrancar de raíz esta tradición pagana, la adoptó dándole un sentido cristiano, haciendo que el árbol adornado fuera también un símbolo del nacimiento de Cristo. Algunos otros hablan que Martín Lutero fue quien introdujo esta costumbre, al adornar con manzanas un árbol para tratar de explicar los dones que los hombres recibieron con el nacimiento del Jerosolimitano.

¿Ya ven como se puede fusionar dos culturas?, y me refiero al hecho que una costumbre celta como la de Halloween, no necesariamente tiene que arrancarse de raíz. Y así como la gente se toma su tiempo para adornar a veces enormes árboles tan sólo por “seguir la corriente”, sigamos haciéndolo pero con una toma de conciencia ecléctica, es decir, con una idea de combinar las culturas y todo siempre con respeto a todas las creencias.

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