Brighit Cornejo
Hoy es sábado, sin sol. Es raro que después de casi 3 días consecutivos de mediodías abrasadores, no se asome ni un poquito el astro rey, y es que el sol, señoras y señores, hace los días más felices, nos viste de colores radiantes y alegres. El verano, el calor, son sinónimos de alegría, de amores de verano, de comer un montón de kilos de helados y de ver caer litros de sudor de nuestros complicados cuerpos. Sal solecito, caliéntame un poquito y has mis días más bonitos.
Bueno ya hablado del tiempo y de los beneficios que puede lograr en nosotros, comparto mi felicidad con mis pocos lectores que he vuelto a blogger, por finnn. Ya no seré tan ociosa y volveré a escribir como desde siempre lo hice. El tiempo ha pasado muy rápido desde que escribí "Bajo sábanas" y con ello muchas cosas cambiaron y se tornaron diferentes, cambios para bien o para mal, pero al final cambios. Soy más grande y con eso no me refiero a mi estatura porque ya me resigne a quedarme enana.
Soy más fuerte y con eso tampoco me refiero a que ahora poseo una fuerza descomunal más de la que tuvo el David de la Biblia. Más segura, y con eso tampoco me refiero a que ahora uso tampones o toallas higiénicas con gel de la marca "Nosotras". Grande, fuerte y segura. Tiempo atrás me hubiera caído de pies como Condorito y hubiera echado a reír por horas. Y es que las cosas cambian y con ello todos cambiamos. Y aunque suene cliché pues es así, vamos caminando a través de ese proceso llamado metamorfosis, haciéndonos más maduros en algunos, en otros más cuidadosos, y en otros más inmaduros de lo que ya somos.
Y es que así empieza otra etapa, una etapa en la que creo que cosas más complicadas y más felices llegan y no porque sea un augurio, sino simplemente por el hecho de sentirlas en ese carnoso órgano llamado corazón.
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