miércoles, 7 de mayo de 2014

Paroxismo

Juan Mujica

Yace tirado el paciente,
con el dolor exacerbado con creces,
y el rostro lívido secular,
frente al incesante campaneo,
de la catedral del purgatorio,
que espera la última fase de su ciclo vital.

El cuerpo combate con la enfermedad,
es una lucha cruenta en la que la muerte,
zigzaguea con su guadaña, contra el
material químico que bombardea al mal
intrínseco, pero cuyo efecto ambivalente,
se bifurca en curvas colaterales,
terminando en el recto, donde las impurezas
caen cual cloaca y el occiso cae,
tras una derrota de centurias y la cáfila
de galenos se acongoja, pero su cama,
de hospital queda con los aún cálidos
olores hediondos.


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