lunes, 19 de mayo de 2014

En aquel atolón

Juan Mujica

Las pisadas caen,
el dolor arremete,
y el calor del helio flagela,
los navegantes se arrastran en el atolón,
casi deliberando,
soportando la desdicha,
muriendo en vida, pero
no olvidando que más adelante
su sed añejada hace días, perecerá,
cual viento que se pierde en el desierto

Es ahí cuando encuentran la lágrima,
corren tras ella,
pero el espejismo de una realidad,
inexistente se evapora frente a sus ojos,
y la arena se vuelve más corrosiva,
solo una esperanza tiene que salvar
su burlada existencia, y es
volver al tirano mar.


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