En un rincón de la galaxia Andrómeda existe un planeta llamado
“Inséctida”, cuyo origen de su nombre se debe a los dioses que la gobiernan.
Entre ellos están los dioses: abeja (Anthophila), hormiga (Formicidae), araña (Araneae), mantis religiosa (Mantodeo),
cucaracha (Blattodea), caracol (Gastrópodo), y lombriz (Lumbricidae). Todos ellos
conformaban las deidades de aquel planeta. No obstante, donde existen dioses,
también existen súbditos. Y es que estos últimos, habían secuestrado criaturas
humanoides de diferentes galaxias, y entre ellos había humanos terrestres. No
obstante, aquellos magnos personajes habían hecho un pacto con los humanoides.
Estos últimos se encargarían de cultivar y labrar la tierra; trabajar en las
minas; y respetar a sus criaturas, creados a su semejanza (los insectos
comunes).
Los
humanoides estaban de acuerdo, por tal, empezaron a labrar la tierra, plantar,
cosechar, mientras que otros se desempeñaban en las minas, y con pico y lampa
extraían los minerales y piedras preciosas. Todo iba bien, todo marchaba según
lo estipulado, hasta que por accidente uno de los humanoides pisó por
casualidad una lombriz, y aquel personaje al darse cuenta de su acción, no
escatimó palabras para que los dioses perdonasen aquel accidente. Sin embargo,
por más que habló y habló no escuchó nada por parte de los dioses, ni siquiera
por Lumbricidae. Por tal, creyendo que lo habían perdonado, lo comentó con
algunos análogos y luego continuaron trabajando. Fue entonces que uno de los
agricultores, por accidente pisó un caracol, y encima su concha se partió. Por
lo que imploró perdón, y diciendo que había sido eso, un accidente, y que no
volvería a pasar. No obstante, como en el caso anterior, no hubo respuesta.
Empezando a sospechar si aquellos dioses gigantes, en realidad estaban en
aquella majestuosa montaña en Inséctida. Fue entonces que agarraron confianza,
y al ver una fila india de hormigas, las pisaban y se reían de su acción. De
igual manera, cuando veían una araña en su telaraña, tomando una antorcha la
quemaban con todo y telaraña. Haciendo esto, habían olvidado el pacto que
todavía estaba vigente, pero que por la silente presencia de los dioses, los
humanoides empezaron a destruir y matar a los insectos comunes.
Y
como si fuera poco, se aventuraron a subir a la montaña sagrada de Inséctida.
Puesto que querían constatar si aquellas deidades todavía moraban en su cumbre.
Así que estaban subiendo y subiendo, y en el camino encontraron unas mantis
religiosas, unas cucarachas y unas abejas. Sin embargo, tanta era su exceso de
irreverencia que no dudaron en darles muerte de una u otra manera, e incluso se
reían y festejaban estas acciones. Peor aún que no escuchaban reclamo alguno
por parte de aquellos gigantes dioses. Y cuando parecía que habían llegado a la
cima, pasando unos arbustos y unos follajes, pudieron al fin verlos. Los
humanoides se sorprendieron mucho. Era como ver un insecto de cinco pisos. Por
más que les quisieron expresar sus disculpas, los dioses no los querían
perdonar, y además, si no respondieron a sus disculpas, fue para ver hasta qué
punto se volverían de irrespetuosos y salvajes. Por tanto, ahora se cambiarán
los roles. Los humanos no podían comprender a qué se referían. No obstante,
aquellos dioses les dijeron que podían retirarse, que aquel asunto estaba
resuelto. Los humanoides se miraban entre sí y estaban muy extrañados. Y luego
que descendieron de la montaña sagrada, al adentrarse en la jungla, se inició
el castigo inesperado. Vieron a una hormiga gigante, luego a una abeja que
descendía hacia ellos, también había una mantis religiosa del tamaño de un
dinosaurio. No podían creerlo, todas aquellas criaturas tan grandes, y por ende
tan peligrosas, pero como los insectos generalmente no viajan solos. Fue cuando
a aquellos seres se les sumaron sus ejércitos. Y en el acto, las legiones de
cucarachas, lombrices, caracoles, abejas, hormigas, arañas y mantis religiosas,
se encargaron de devorarlos. Todo esto fue visto por los dioses insectos y
disfrutaban aquella venganza. Y disfrutaban que saboreaban lo que se siente que
un gigante te pise como si fuera algo rutinario y normal. Estos hechos son la
historia del planeta Inséctida. Este mundo que es parte de la galaxia
Andrómeda. Conforma ahora, el cúmulo de planetas más peligrosos del universo. Y
como quien no quiere la cosa, llegó el día en que unos humanos llegaron en su
trasbordador, y descendieron en aquellas tierras desconocidas para ellos,
siendo detectados por los insectos gigantes. Y cuando todas esas bestias se
dirigían a devorarlos, fueron detenidos por los dioses insectos, quienes sin
reparar en averiguaciones, los devoraron. Sabiendo su naturaleza, destructiva y
sin respeto por las criaturas a los que ellos llaman insectos. Luego de este
hecho, Inséctida se volvió un lugar tranquilo. Y a aquellos astronautas, por
más que trataban de rastrearlos, no aparecían en los radares. Fue entonces que
preocupados, un grupo de astronautas decidieron irlos a buscar. Adentrándose en
la galaxia Andrómeda, y llegando al planeta Inséctida. Descendieron en su
terreno, y fueron recibidos por parte de los insectos gigantes, quienes
salieron a darles “la bienvenida”.
Juan Mujica (Tintero Irreverente - Segunda edición 2017)
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