Fuente: RPP
Las cuatro generaciones de los Parra han conocido
a un “tipo choro”, como llaman en el sur al humano que no cree en nadie, pero
respeta a todos. A los hombres auténticos pero, jamás envanecidos.
Al “tío” Nicanor, que no es otro que Nicanor
Parra, poeta, escritor, pintor, matemático, físico, profesor de mecánica
teórica con estudios en la Universidad de Brown en Estadios Unidos y con
una especialización en Inglaterra gracias a una beca del Consejo
Británico, le dieron el Premio Cervantes, algo así como el “Nobel de las letras
hispanas”. No fue a recibirlo. Envió a su nieto.
Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Vicente Huidobro
fueron elegidos de los lectores de su tierra. “El tío” Nicanor está junto a ellos,
pese a la irreverencia para algunos, de sus creaciones donde se encuentra todo:
lo bueno con lo malo. Lo negro con lo blanco. Los dichos populares, con
los versos “elevados” de los pitucos chilenos de aquella época. En
su creación se encuentran lo grave con lo gracioso, obligando a fruncir
el ceño, o a la espontánea sonrisa.
Nicanor Parra, iniciado en la poesía
popular con “Canciones Sin Nombre”, al igual que su hermana Violeta,
cantautora, folklorista, poetisa y tejedora de tapices vendidos por ella misma
en las riberas del Sena para sobrevivir, nacieron en la provincia de Ñuble, en
el sur de su país, que limita por el norte con Parral, lugar donde llegó al
mundo Ricardo Eleazar Neftalí Reyes Basoalto, el recordado ganador del
Premio Nobel en 1971: Pablo Neruda. Nicanor fue el hermano mayor de
seis varones y cuatro hermanas. Todos artistas: folkloristas, escritores,
dramaturgos, músicos y también actores circenses.
La segunda generación de los Parra
incorporó a ocho nuevos artistas, todos hijos directos de los troncos
familiares. Dos hijos de Nicanor, Colombina y Barraco, su nombre Juan de
Dios Parra, se agregaron como músicos o como cantantes. La tercera
generación sumó a cuatro artistas más. En el 2010, apareció la cuarta generación
con el músico Antar Parra.
El “tío” Nicanor nunca olvida su origen humilde.
Siempre hay recuerdos para el padre profesor de primaria, e improvisador
de versos populares, y para su madre modista y tejedora. A muchos su
sarcasmo, su mordacidad y su humor con picardía, presente en sus
creaciones, no les agrada pero, él es así. Lo será siempre y donde se
encuentre. Recogió al pueblo en sus manifestaciones, o revelaciones poéticas,
escritas a mano, en sus tradicionales cuadernos, compañeros eternos en su
ausencia, obligada de su tierra, cuando él no se entendió con sus gobernantes,
y los gobernantes no se entendieron con él.
Jorge Luis Borges, cuando un periodista pidió una
opinión sobre su creación, Pregunto: ¿Nicanor?, y agregó: “ningún
poeta puede tener ese nombre”. El escritor argentino también señaló en una
entrevista no conocer a Neruda.
El “tío” Nicanor nunca fue ni será un poeta, o
anti poeta como lo llaman algunos, de elegidos. Su palabra simple es para
todos. Sin corbata y con ella. Con o sin zapatos lustrados, o también sin
zapatos. Hablando en versos se alejó de todo lo tradicional, como su
tradicional Volkswagen Escarabajo en el que se moviliza por Las Cruces, ciudad
costera de su país, donde escuchó, por radio, la entrega del galardón a
su nieto Cristóbal Ugarte a quien él llama “tololo”. Su inspiración está
vigente como aquel día cuando en “Poesía Política” escribía: “USA: donde la
Libertad es una estatua” o “Para qué hemos nacido como hombres sino dan una
muerte de animales”.
Cuando el antipoeta Nicanor Parra habló de
ecología, comento que “cuando era niño los árboles aún no tenían
forma de muebles y los pollos corrían crudos por el campo”. Sobre el mundo
actual escribió:
“Ya no pedimos pan
Techo
Ni abrigo
nos conformamos con un poco de aire”.
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