Fuente: RPP
Mario Vargas Llosa suele decir lo que piensa aunque sus opiniones levanten
ampollas, y polémica suscitará sin duda su nuevo ensayo, "La
civilización del espectáculo", una dura radiografía de la actualidad en la
que critica la banalización de la cultura, la política y el periodismo.
En este libro, que Alfaguara publica ahora en España y que paulatinamente se
irá distribuyendo en Hispanoamérica, el escritor peruano pronostica la
desaparición de la cultura, "en el sentido que tradicionalmente se ha dado
a este vocablo", y constata "el eclipse" del
intelectual en la sociedad actual.
"El intelectual sólo interesa si sigue el juego de moda y se
vuelve un bufón", escribe Vargas Llosa en su nuevo ensayo, un
libro valiente y lúcido con el que denuncia la excesiva importancia que se le
da al entretenimiento y a la diversión en nuestro mundo.
Querer divertirse "es legítimo", afirma este gran novelista,
Premio Nobel de Literatura, pero convertirlo en un valor supremo tiene sus
consecuencias: "la banalización de la cultura, la generalización
de la frivolidad, y en el campo de la información, que prolifere el periodismo
irresponsable de la chismografía y el escándalo".
Ese afán de diversión influye en la literatura y hace que la que
triunfe sea la "light", y tiene también como consecuencia
que la crítica literaria, tan necesaria para arrojar luz en el confuso panorama
cultural, tenga una influencia cada vez menor.
El escritor también critica el gran espacio que se le dedica a la moda y a
la cocina en las secciones de cultura.
Los "chefs" y los modistos tienen ahora "el
protagonismo que antes tenían los científicos, los compositores y los filósofos",
señala Vargas Llosa en su ensayo, el primer libro que escribe después de ganar
el Premio Nobel.
En esta cultura "de oropel" imperante, "las estrellas
de la televisión y los grandes futbolistas ejercen la influencia que antes
tenían los profesores, los pensadores y (antes todavía) los
teólogos", añade el autor de novelas tan esenciales como "La casa
verde", "Conversación en la Catedral" o "La fiesta del
Chivo".
Los políticos no salen bien parados en el sombrío panorama que dibuja Vargas
Llosa en su libro.
"El desprestigio de la política en nuestros días no conoce fronteras",
debido en parte a que "el nivel intelectual, profesional y sin
duda también moral de la clase política ha decaído", afirma
Vargas Llosa, quien también llama la atención en su libro sobre la escasa
influencia que ejercen los intelectuales en la sociedad actual.
El intelectual "se ha esfumado de los debates públicos, por lo menos de
los que importan", sostiene el escritor, consciente que el
pensamiento ha ido perdiendo peso en "la civilización del
espectáculo" y que hoy priman "las imágenes sobre las ideas".
El cine, dice en el libro, ya no produce creadores como Bergman,
Visconti o Buñuel. Hoy se considera un "ícono" a Woody Allen,
"que es, a un David Lean o un Orson Welles, lo que Andy Warhol a Gauguin o
Van Gogh en pintura, o un Dario Fo a un Chéjov o un Ibsen en teatro".
En su libro, que el autor presentará el 25 de abril en la Casa de
América, de Madrid, se detiene también en las artes plásticas y
asegura que, en ellas, "la frivolización ha llegado a extremos
alarmantes".
Todo parece estar permitido, desde las provocaciones de Damien Hirst hasta
que un artista defeque ante el público en una galería de arte y luego se coma
sus propias heces.
Vargas Llosa, que incluye en el ensayo algunos de sus artículos aparecidos
en el diario El País, sostiene que la prensa contribuye, y mucho,
"a consolidar esa civilización "light" que lleva a
olvidar que la vida "no sólo es diversión, también drama, dolor, misterio
y frustración".
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