Fuente: RPP
El premio nobel Mario Vargas Llosa, dijo hoy en la clausura de un simposio sobre su obra ser "muy consciente de la inimaginable suerte" que ha tenido al organizar su vida diaria alrededor de la escritura, en la que si no mantiene una continuidad, siente como si se descalabrara lo escrito.
Tras la reunión desde el lunes de una veintena de escritores, periodistas y estudiosos de su figura de España, Francia, Perú, México, Colombia, Cuba, Francia y Bulgaria, Vargas Llosa mantuvo hoy en Murcia (este de España) un coloquio con los asistentes al simposio.
Vargas Llosa comenzó su intervención recordando su sorpresa por "lo mal que se conocía en España América Latina" cuando en 1958 llegó a la Universidad Complutense de Madrid gracias a una beca de doctorado, aunque en la década de los sesenta "fue creciendo el interés y se fueron tendiendo puentes entre ambos lados del Atlántico".
"Tenemos mucho que aprender los unos de los otros y la obligación de revisar juntos nuestro pasado y mostrar a las nuevas generaciones que lo que nos une es mucho más importante de lo que nos separa en un mundo en el que las fronteras se han ido desvaneciendo", afirmó.
En su opinión, "el mundo del idioma español es rico y creativo, y es importante que pueda ejercer influencia en los otros ámbitos culturales", y "eso -aseguró- sólo lo conseguiremos unidos, y no separados, como lo hemos estado muchas veces en la época moderna".
"Lo que nos une es mucho, pero no se puede dar por descontado: hay que cultivarlo, renovarlo constantemente y hacerlo eficaz, y seguramente ninguna actividad o quehacer como la literatura puede cumplir ese cometido de manera tan eficaz", añadió.
El también premio Cervantes y Príncipe de Asturias de las Letras dijo que "la mejor manera de conocer a España y a América Latina es leyendo a sus buenos escritores, que en sus obras dan testimonios que van a las raíces de la sociedad y la cultura, y muestran de manera profunda y descarnada lo que es la realidad".
Vargas Llosa evocó el origen de su vocación de escritor, que ha datado en la ciudad boliviana de Cochabamba cuando tenía 5 años, la edad en la que aprendió a leer, lo más importante que le ha pasado en la vida, según sus palabras.
Fue en Madrid donde se planteó seriamente dedicarse a la literatura, y en Londres donde la agente literaria Carmen Balcells le exigió en 1969 que dejara de dar clases en la universidad y se fuera a vivir a Barcelona a dedicarse por completo a la literatura.
No obstante, comentó, no le gusta "el escritor que se encierra en su estudio con sus fantasmas", sino "tener un pie en la calle", lo que le sugiere temas, de ahí que decidiera seguir cultivando el periodismo, aunque en la actualidad sólo dedica a la escritura de artículos los domingos.
El resto de días de la semana trabaja a diario por las mañanas en casa en sus libros, y por las tardes, ya en bibliotecas o cafés, lee, corrige, toma notas, rehace y prepara el trabajo de la mañana siguiente, y para mantener esa rutina que enriquece su vida, acopla sus viajes a las fechas en las que ha terminado un capítulo.
Tras la reunión desde el lunes de una veintena de escritores, periodistas y estudiosos de su figura de España, Francia, Perú, México, Colombia, Cuba, Francia y Bulgaria, Vargas Llosa mantuvo hoy en Murcia (este de España) un coloquio con los asistentes al simposio.
Vargas Llosa comenzó su intervención recordando su sorpresa por "lo mal que se conocía en España América Latina" cuando en 1958 llegó a la Universidad Complutense de Madrid gracias a una beca de doctorado, aunque en la década de los sesenta "fue creciendo el interés y se fueron tendiendo puentes entre ambos lados del Atlántico".
"Tenemos mucho que aprender los unos de los otros y la obligación de revisar juntos nuestro pasado y mostrar a las nuevas generaciones que lo que nos une es mucho más importante de lo que nos separa en un mundo en el que las fronteras se han ido desvaneciendo", afirmó.
En su opinión, "el mundo del idioma español es rico y creativo, y es importante que pueda ejercer influencia en los otros ámbitos culturales", y "eso -aseguró- sólo lo conseguiremos unidos, y no separados, como lo hemos estado muchas veces en la época moderna".
"Lo que nos une es mucho, pero no se puede dar por descontado: hay que cultivarlo, renovarlo constantemente y hacerlo eficaz, y seguramente ninguna actividad o quehacer como la literatura puede cumplir ese cometido de manera tan eficaz", añadió.
El también premio Cervantes y Príncipe de Asturias de las Letras dijo que "la mejor manera de conocer a España y a América Latina es leyendo a sus buenos escritores, que en sus obras dan testimonios que van a las raíces de la sociedad y la cultura, y muestran de manera profunda y descarnada lo que es la realidad".
Vargas Llosa evocó el origen de su vocación de escritor, que ha datado en la ciudad boliviana de Cochabamba cuando tenía 5 años, la edad en la que aprendió a leer, lo más importante que le ha pasado en la vida, según sus palabras.
Fue en Madrid donde se planteó seriamente dedicarse a la literatura, y en Londres donde la agente literaria Carmen Balcells le exigió en 1969 que dejara de dar clases en la universidad y se fuera a vivir a Barcelona a dedicarse por completo a la literatura.
No obstante, comentó, no le gusta "el escritor que se encierra en su estudio con sus fantasmas", sino "tener un pie en la calle", lo que le sugiere temas, de ahí que decidiera seguir cultivando el periodismo, aunque en la actualidad sólo dedica a la escritura de artículos los domingos.
El resto de días de la semana trabaja a diario por las mañanas en casa en sus libros, y por las tardes, ya en bibliotecas o cafés, lee, corrige, toma notas, rehace y prepara el trabajo de la mañana siguiente, y para mantener esa rutina que enriquece su vida, acopla sus viajes a las fechas en las que ha terminado un capítulo.
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