Fuente: RPP
Contar historias y escucharlas es un placer y una forma de enriquecer la sensibilidad humana, pero también un arma para ser más críticos y enfrentar los fallos del sistema.
Así definió hoy el escritor peruano Mario Vargas Llosa su visión de la literatura, de la necesidad que la gente tiene de poner un poco de ficción en sus vidas, durante su participación en Viena en un masivo reparto gratuito de su obra "El hablador".
En declaraciones a Efe, el premio nobel de literatura destacó que, además de un evidente placer, leer hace a las personas "más conscientes de las deficiencias del mundo" y genera un espíritu crítico.
"Creo que ese desasosiego, ese malestar, ese espíritu crítico es siempre un motor de cambio, de reforma, de progreso. La literatura contribuye a la formación de buenos ciudadanos", resumió el autor de la "La ciudad y los perros".
"La literatura es una arma magnífica, no sólo para enriquecer nuestra imaginación y nuestra sensibilidad, sino para actuar de una manera creativa en el mundo en que vivimos", opinó Vargas Llosa, el protagonista este año del proyecto "Una ciudad. Un libro", una iniciativa del Ayuntamiento de Viena para fomentar la lectura.
En relación a esa necesidad de ser críticos, Vargas Llosa aseguró comprender a los "indignados" y sus protestas contra el sistema capitalista, aunque pidió que esa oposición sea constructiva.
"Que haya una reacción muy violenta contra el sistema es comprensible, y ojalá eso se vuelva creatividad y contribuya a reformar el sistema y no a destruirlo", pidió el escritor, que reconoció que hubo empresarios que actuaron de forma "irresponsable" y que se han cometido acciones punibles.
Para Vargas Llosa, pese a todos sus defectos y a los excesos cometidos, el sistema de libre empresa es el mejor que hay. "Un sistema que ha garantizado el desarrollo, el progreso y, sobre todo, la libertad", recordó.
"Conviene recordar que el sistema de libre empresa, democrático, es el que ha traído los mayores avances en la civilización humana. No ha sido el comunismo, el fascismo o los regímenes dictatoriales", manifestó.
Por eso, insistió en que hay que corregir el sistema desde dentro defender lo positivo de las protestas que buscan reformar el sistema, pero advirtió sobre las que "aspiran a destruirlo".
"Hay que decirlo con toda claridad para no volver a los populismos del pasado que tanto daño han hecho a la civilización", manifestó.
El proyecto "Una ciudad. Un libro", que lleva diez años celebrándose repartirá este año 100.000 ejemplares de "El hablador", publicada en 1987, una novela con la tribu amazónica de los Machiguenga como protagonista y en la que Vargas Llosa reivindica la importancia del "contar historias".
El origen real del relato es el testimonio de un lingüista que vivió con esta tribu y que contó a Vargas Llosa la expectación que generaba en el poblado la llegada de un contador de cuentos.
"Una historia que me conmovió tanto porque esos machiguenga habían sentido al escucharlo la emoción, la alegría y el trance que a mí me había dado leer a los grandes libros de la literatura".
En declaraciones a Efe, el premio nobel de literatura destacó que, además de un evidente placer, leer hace a las personas "más conscientes de las deficiencias del mundo" y genera un espíritu crítico.
"Creo que ese desasosiego, ese malestar, ese espíritu crítico es siempre un motor de cambio, de reforma, de progreso. La literatura contribuye a la formación de buenos ciudadanos", resumió el autor de la "La ciudad y los perros".
"La literatura es una arma magnífica, no sólo para enriquecer nuestra imaginación y nuestra sensibilidad, sino para actuar de una manera creativa en el mundo en que vivimos", opinó Vargas Llosa, el protagonista este año del proyecto "Una ciudad. Un libro", una iniciativa del Ayuntamiento de Viena para fomentar la lectura.
En relación a esa necesidad de ser críticos, Vargas Llosa aseguró comprender a los "indignados" y sus protestas contra el sistema capitalista, aunque pidió que esa oposición sea constructiva.
"Que haya una reacción muy violenta contra el sistema es comprensible, y ojalá eso se vuelva creatividad y contribuya a reformar el sistema y no a destruirlo", pidió el escritor, que reconoció que hubo empresarios que actuaron de forma "irresponsable" y que se han cometido acciones punibles.
Para Vargas Llosa, pese a todos sus defectos y a los excesos cometidos, el sistema de libre empresa es el mejor que hay. "Un sistema que ha garantizado el desarrollo, el progreso y, sobre todo, la libertad", recordó.
"Conviene recordar que el sistema de libre empresa, democrático, es el que ha traído los mayores avances en la civilización humana. No ha sido el comunismo, el fascismo o los regímenes dictatoriales", manifestó.
Por eso, insistió en que hay que corregir el sistema desde dentro defender lo positivo de las protestas que buscan reformar el sistema, pero advirtió sobre las que "aspiran a destruirlo".
"Hay que decirlo con toda claridad para no volver a los populismos del pasado que tanto daño han hecho a la civilización", manifestó.
El proyecto "Una ciudad. Un libro", que lleva diez años celebrándose repartirá este año 100.000 ejemplares de "El hablador", publicada en 1987, una novela con la tribu amazónica de los Machiguenga como protagonista y en la que Vargas Llosa reivindica la importancia del "contar historias".
El origen real del relato es el testimonio de un lingüista que vivió con esta tribu y que contó a Vargas Llosa la expectación que generaba en el poblado la llegada de un contador de cuentos.
"Una historia que me conmovió tanto porque esos machiguenga habían sentido al escucharlo la emoción, la alegría y el trance que a mí me había dado leer a los grandes libros de la literatura".
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