martes, 7 de julio de 2020

Efemérides: Aniversario 146 del natalicio de José María Eguren

José María Eguren

Un día como hoy nació el poeta, escritor, pintor y fotógrafo peruano, José María Eguren Rodríguez. Legándonos sus obras más célebres, como Simbólicas y La canción de las figuras.

Hace 146 años, en 1874, vino al mundo dicho compatriota. Fue hijo de Eulalia Rodríguez Hercelles y de José María Eguren Cáceda.

Es posible que la época que le tocó vivir, es decir, aparte de su salud precaria, experimentando los estragos de la guerra del Pacífico. Le sirviera de estímulo para volcar sus pensamientos hacia la poesía.

Estudió en el Colegio de la Inmaculada, y posteriormente en el Instituto Científico. Ambos en Lima. Sin embargo, desertó de sus estudios, y se endilgó a una enseñanza autodidacta.

Ya en 1897, se enrumbó hacia Barranco, habiendo perdido a sus padres, y la “diáspora” de su familia. Excepto sus hermanas Susana y Angélica.

Se puede decir que se enraizó en dicho distrito, ya que se quedó viviendo allá más de 30 años. Lugar donde era visitado por muchos personajes, pero por ejemplo por los poetas Martin Adán y Emilio Westphalen.

Debido a su salud precaria, lo compensó con muchas lecturas. Abordando los contenidos de poetas románticos y modernistas. Tales como Julio Herrera y Reissig. Además de otros decadentistas y simbolistas europeos. También fue influenciado por autores franceses como Baudelaire, Verlaine, Mallarmé. Y otros tantos, como D’Annunzio y Edgar Allan Poe

Publicó poemas en diversas revistas de aquel entonces. Gracias a los consejos de escritores como José Santos Chocano. Propalándose su pluma en revistas como Lima Ilustrada y Principios. Además de otras publicaciones como Contemporáneos, La Noche, Cultura, Colónida, etc.

Incluso se sabe que el mismísimo César Vallejo, en marzo de 1918, lo entrevistó, siendo corresponsal del semanario trujillano La Semana, donde manifestó sus memorables palabras:
“¡Oh, cuánto hay que luchar; cuánto se me ha combatido! Al iniciarme, amigos de alguna autoridad en estas cosas, me desalentaban siempre. Y yo, como usted comprende, al fin empezaba a creer que me estaba equivocando. Sólo, algún tiempo después, celebró González Prada mi verso”.

Esgrimista


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