Además, con el propósito de llevar la música a los "tonos", en vez de llevar 8 o 10 casetes, preparábamos nuestro casete con nuestras canciones favoritas. Cómo nos divertíamos en aquellos tiempos. Sin contar que había una competencia a ver quien tenía más casetes de la música favorita.
Han pasado los años y los casetes ya son piezas de museo. Sin embargo, cómo no recordar que para rebobinar lo hacíamos con un lapicero. También podíamos grabar de un casete a otro. Y como repito nos vacilábamos en aquellos tonos de los 90. Quizá ya nos deshicimos de los casetes, pero su recuerdo seguirá en nuestro cerebro, y también toda la música que escuchamos.
Por último, en aquellos años de su utilidad lo teníamos a mano para grabar. Los colegas periodistas deben recordar aquellos casetes y aquellas caseteras con que grabábamos los audios que necesitábamos. Y era tan común, que en las comisiones además del micro-logo, colocábamos nuestras grabaciones. No obstante, los tiempos han pasado y dichos casetes han sido reemplazados, incluso con grabadoras con USB, pero este último es más usado en la computación e informática.
Esgrimista
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