martes, 6 de septiembre de 2011

La Invasión

Juan Mujica

Al otro lado de la galaxia existe una civilización de criaturas. Una etnia extraterrestre que tiene por nombre “crinox”. Son seres con cabeza trianguloide, con grandes ojos negros que brillan y tres pequeñas antenas. Su piel es color blanco y pueden volar por el espacio. Estas criaturas utilizan una sustancia que hace funcionar sus máquinas, algo que les sirve de combustible. Ellos le llaman “masa”. Dicha sustancia se terminó en su planeta, debido a una sequía interestelar, por un alto grado de calor. Los crinox, estando desesperados por conseguir masa, no saben de donde sacarla.

Un día en uno de sus laboratorios espaciales, sus científicos están rastreando la sustancia con uno de sus equipos sofisticados, determinando que al otro lado de la galaxia hay un planeta donde hay grandes cantidades de masa. Los habitantes de este planeta son criaturas muy extrañas, con cultura muy primitiva. Tienen ojos pequeños y no pueden volar. Se hacen llamar “humanos”. La masa que necesitan estos extraterrestres existe en dicho planeta en grandes cantidades, y tiene como fórmula H2O. Es el agua. Los crinox abordaron una gigantesca nave espacial y con los últimos indicios de combustible iniciaron un viaje intergaláctico. Una verdadera travesía por el espacio, en busca de aquel elemento vital, que hace funcionar su mundo. En la nave solo viajaron 10 millones de crinox. Superando la velocidad de la luz, llegaron en cinco años, llegando hasta el planeta Tierra. La nave era demasiado grande, así que una pequeña flota aterrizó en el desierto del Sahara. Las criaturas al no ver ni rastros de masa, pensaron que sus científicos se habían equivocado. Para ello la comunidad de científicos terrestres ya había detectado la llegada de los extraterrestres. Las Naciones Unidas estaban en estado de alerta. Movilizándose del mismo modo las fuerzas de la OTAN. Los humanos ya se olían una guerra intergaláctica. Terrícolas de todo el mundo se organizaron y se preparaban para el ataque. Sin embargo, los crinox no daban señales. Las naves permanecían inmóviles. Unos valientes se atrevieron a forzar las puertas, pero fueron repelidos por un campo de fuerza. Pasaban los días y continuaba aquella situación de suspenso. La noticia acaparó todos los diarios terrestres y era el tema del día en todos los noticieros. La historia de Orson Wells se había hecho realidad. Al décimo primer día, la gigantesca nave que estaba en el espacio, dio la orden de tomar la masa por la fuerza. Al instante, se abrieron las puertas de las naves y al ver congregados a tantos terrícolas abrieron fuego con sus armas láser. Los humanos contraatacaban con sus primitivas armas, pero no les hacían el menor daño. Los extraterrestres tenían la guerra ganada. Matando a los humanos a diestra y siniestra. No obstante, no sabían dónde encontrar la masa. Ante esta situación, tomaron prisioneros a varios humanos.

Los condujeron a abordar las naves, y utilizando otro de sus sofisticados equipos, se comunicaron con ellos en su propio idioma. Los interrogaron acerca de la masa. Les preguntaron dónde la tenían oculta. Los humanos no comprendían a qué se estaban refiriendo y sólo permanecían callados sin moverse siquiera. Uno de los crinox, sacó un recipiente que contenía masa y se lo mostró a un terrícola. Luego le preguntó dónde había más. El humano sorprendido les dijo a los demás que estaban con él que lo que querían era agua.
-Eso era todo lo que necesitaban –respondió un humano sonriendo.
-Nosotros podemos darles mucha agua, digo masa –exclamó otro de ellos.
            Uno de los crinox empezó a narrarles la situación que vivían en su planeta. El humano lo comprendió y le prometió que se reuniría con un concejo de humanos para solucionar su problema. Por ese entonces existía otra situación que mantenía preocupados a los terrícolas. Algo que determinaría el destino de su especie. Se trataba de la capa de Ozono. Según los científicos, se encontraba tan desgastada que pronto iba a desvanecerse. Y los rayos ultravioleta entrarían de frente a la antropósfera. Matando a todo ser que se encontrara en ella. Ante estas dos situaciones, las organizaciones mundiales no sabían cuál era la prioridad. Con tanta demora, los crinox se presentaron ante los humanos y utilizando su mismo lenguaje les pidieron razón sobre la masa. Uno de los presidentes ahí reunidos, les explicó que su planeta también estaba atravesando por una situación terrible. El humano le narró lo referente a la capa de Ozono. Y uno de los crinox dijo:
-¿Ese es todo el problema? Nosotros podemos renovar su capa de Ozono.
            Los humanos desconcertados, no creían lo que estaban escuchando. Entonces, otro presidente exclamó:
-Señores crinox, si ustedes renuevan nuestra capa de Ozono, nosotros los surtiremos de mucha agua… digo… masa.
            Se oyeron voces de aprobación. Dicho todo esto, los extraterrestres fueron a la gigantesca nave y sus científicos, utilizando su tecnología se dispusieron a renovar nuestra capa. Utilizaron sustancias desconocidas por el hombre y fórmulas químicas muy extrañas. En dos días la gran protectora estaba como nueva. Las organizaciones mundiales ovacionaron a los crinox, y les agradecieron por su ayuda. Inmediatamente la gigantesca nave se aproximó a la Tierra y haciendo uso de un gran tubo…succionó y succionó la masa de los océanos. Cuando el nivel de estos estuvo a la mitad, se detuvieron y agradeciendo a los humanos se perdieron en el cosmos. La humanidad ya podía descansar tranquilamente. Su capa de Ozono los protegería por miles de millones de años. Los crinox volvieron a su planeta y volvieron a hacer funcionar sus máquinas. La conexión intergaláctica produjo una efímera simbiosis por la sobrevivencia.

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