jueves, 15 de abril de 2021

La mosca viajera (cuento)

 


Con los avances de la tecnología, llegó el día que crearon un dron tan pequeño como una mosca. Diseñada para multifunciones. Podían encomendarle “viajar” y sobrevolar sobre un campo deportivo, sobre un parque de la ciudad e incluso vigilar los movimientos de un adultero. Sin embargo, este nuevo invento tenía que permanecer en secreto y cerrado bajo siete llaves.

-¡Cómo ha avanzado la tecnología! -comentó uno de los científicos a cargo de este prototipo.

-Ciertamente colega. Hace una década no imaginamos que se pudiera plasmar este nuevo dron, tan pequeño como una mosca -expresó su colega.

         No obstante, como suele pasar, aunque este nuevo invento era un gran secreto. Pasó a la vista y oídos de malos elementos. Gente que quería utilizarlo para sus fechorías. Por tanto, al día siguiente la noticia se había generalizado:

LA MOSCA FUE HURTADA

INVENTO SECRETO EN MALAS MANOS

LA POLICÍA INVESTIGA ROBO DE DRON

         Por tal, que aquellos mafiosos no tardaron en usar el producto de su hurto.

-Vaya, mira como vuela -dijo uno de los maleantes, sin perderla de vista con su ojo sano.

-Es una joya para la ciencia. Apuesto que no tardarán en ofrecer recompensa -refirió su compañero, quien también tenía bien uno de sus ojos.

         Estos dos malandrines eran conocidos como “Los piratas”, y sin más dilación pusieron a andar a su nuevo “socio tecnológico”. Desde su escondrijo, la enviaron a sobrevolar los interiores de varios bancos. También, la enviaron a “sapear” las playas cercanas, y recrearse con las veraneantes en bikini. Empezaron a querer a su dron en forma de mosca. Incluso, fue a parar a algunos bares, en los que chequeó quiénes de sus compinches estaban “alegrones y/o abrazando el inodoro” por tanto trago. Sin embargo, uno de los científicos había olvidado que dicho dron tenía instalado un sistema de GPS, con el cual de inmediato y conjuntamente con la policía, dieron con el paradero de los “robamoscas”. Por tal que, de una patada las autoridades allanaron y redujeron a los hampones. Por su parte, los científicos estaban satisfechos por recuperar su invento. Y, por cierto, que ellos como suele pasar le pusieron un nombre peculiar. Un nombre que sorprendió a conocidos y extraños.

-Gracias, oficiales. Buen trabajo. Ahora nos llevaremos a nuestro invento flamante. Vámonos “McFly”.


Esgrimista

 

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